Perfeccionismo, ¿defecto o virtud?

Si bien perfeccionismo es sinónimo de lucha y entrega, también puede ser un método de control y manipulación.

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Crédito: Thinkstock

Si existe una característica personal que para muchos resulta magnífica cuando se trata de cotizarse alto a los ojos de los demás, salta a la vista el perfeccionismo. Y cómo no ocuparla, pues por sí misma es muy poderosa, sobre todo cuando se trata de demostrar autoconocimiento, una dosis de honestidad, sin olvidar claro, la aceptación de un defecto.

La mayoría de las veces suele asumirse como tal por las actitudes que supone: “Mi jefe es perfeccionista y siempre me exige que haga una y otra vez las cosas, aunque al final él termina haciendo todo, aunque en realidad no hay cambios extraordinarios en comparación con la versión que entregué inicialmente.

“Esto por supuesto repercute en que salgo tarde, me regaña cuántas veces puede porque a pesar de todo tiene que esperar a que uno de sus superiores le dé el visto bueno para no sentirse inseguro. Odio que sea así”, dice Lucía, una diseñadora gráfica.

Y visto desde esta perspectiva, desde luego que ‘ser perfeccionista’ se convierte en algo en contra, debido a que está muy alejado de lo que en realidad debería englobar este concepto y que es: ejemplo de entrega, de lucha, tiene un dominio pleno de la labor que realiza, lo que le da elementos para tomar el liderazgo y conseguir exactamente lo que desea, que justo sea decir, la mayoría de las veces se trata de concretar grandes proyectos.

El lado oscuro del perfeccionismo

Para evaluar si el tuyo cobra niveles negativos, identifica si tienes alguno de estos comportamientos y de ser así estás ante un escenario de perfeccionismo tóxico que debes controlar:

• Incrementas el tiempo de realización de tus tareas a causa de tu perfeccionismo. Incluso llegas a emplear mucho más tiempo que los demás en llevar a cabo una tarea idéntica debido a lo puntilloso que eres. Te retrasas con frecuencia en tu trabajo.

• Tu indecisión aumenta. Tiendes a rechazar tus decisiones y no tomarlas cuando ello es posible, o a tomarlas de manera impulsiva para evitar la fase de duda. No soportas dudar.

• Tu sentido de la responsabilidad adquiere proporciones inquietantes. Tienes la impresión de que todo descansa sobre tus hombros. Piensas que si las cosas van mal, será a causa de tu imperfección.

• La calidad de tus desempeños se vuelve más importante que su objetivo. Concedes mayor importancia a la calidad de tus actos que a saber si desembocarán en una solución. Pierdes el espíritu de síntesis y algo de eficacia.

• Tiendes a considerarte una persona de valía únicamente cuando haces las cosas a la perfección.

• Sientes notable temor a ser evaluado de forma negativa por los demás. Estás permanentemente al acecho de sus opiniones sobre ti.

*Tomado del libro Cuando hacerlo bien no basta, Editorial Urano.

El deseo de buscar resultados lo más optimistas posibles, no debe convertirse en un defecto ni mucho menos en una apariencia. Se trata de transformarlo en una actitud relevante, comprometida y que tenga largos alcances, por lo que lejos de preocuparse por lo que opinan los demás, lo que hay que tener en la mente es qué tan efectivo es lo que se hace, cuáles son los beneficios que aporta y en todo caso estar abiertos a descubrir cuáles son las áreas de mejora.

Una característica de la perfección radica en no descomponer otras áreas para destacar en otra, sino conjugar todos los elementos para abarcar más cada vez, de tal forma que te corresponde tratar de mantener el ritmo sin comprometer tu bienestar físico y mental.

La búsqueda de la perfección es una tarea milenaria, que en muchos casos sí se ha podido alcanzar, pero para ello el esfuerzo, el trabajo, la perseverancia y el uso de la inteligencia, han sido factores inseparables para convertirla en realidad.

Estos principios te pueden servir como una guía para descubrir si tu actitud corresponde a un verdadero compromiso o solamente a la necesidad de reconocimiento, si lo que te motiva es esto último es conveniente que analices por qué experimentas esa insatisfacción permanente contigo mismo. Una vez que lo sepas podrás darle un verdadero valor a tus esfuerzos y a los resultados que obtengas de ellos, lo que te hará sentir pleno y seguro.

Para leer

Cuando hacerlo bien no basta

Frédéric Fanget

Editorial Urano

Para ver

Coco antes de Chanel

Dirige Anne Fontaine

Francia, 2009

“La perseverancia es el motor del éxito”.

http://www.sermexico.org.mx

bojorge@teleton.org.mx

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