La propuesta de Gingrich: Dream Act militar y residencia sin ciudadanía

En su visita a LA, el precandidato republicano habla de su postura 'término medio' sobre inmigración

El precandidato republicano habla con la prensa durante su visita esta semana al Sur de California.

El precandidato republicano habla con la prensa durante su visita esta semana al Sur de California. Crédito: J. Emilio Flores / La Opinión

Cuando de su Partido Republicano no han salido más que propuestas duras sobre “autodeportación” y la retórica contra la “amnistía”, Newt Gingrich ahora propone lo que él llama un “termino medio”: un Dream Act militar y residencia sin ciudadanía para los indocumentados con más tiempo en este país.

Para quienes empujan una reforma migratoria integral, sus propuestas son insuficientes e insinceras, pero dentro de su partido, es la única alternativa que se ha escuchado, aparte de más deportaciones y restricción.

“Él ha sido el único que nos ha respetado como comunidad”, señaló esta semana al presentar al precandidato la copresidenta de su campaña nacional, Rosario Marín, extesorera del país. “Es el único que tiene un plan razonable”.

En una entrevista con La Opinión durante su visita al Sur de California, Gingrich discutió estos temas y el rol que tuvo en 1996, como Presidente de la Cámara de Representantes, en aprobar -junto con el Congresista Lamar Smith de Texas- una de las leyes de inmigración más estrictas de los tiempos modernos.

“En ese momento lidiábamos con el hecho de que se habían roto todos los acuerdos que se hicieron cuando apoyamos la Ley Simpson-Mazzoli, Ley de Amnistía, en 1986. Se suponía que legalizaría a 300,000 y se convirtió en tres millones, que habría control de las fronteras y sanciones a los empleadores”, indicó Gingrich a una pregunta sobre su rol en la reforma de 1996.

Gingrich ha mantenido que apoyó a la Ley de Amnistía en 1986 porque creyó que resolvería el problema de la inmigración indocumentada pero que luego se dio cuenta que no fue así. “Todas las promesas que nos hicieron fueron rotas”, dijo Gingrich.

Los expertos han ahondado en el tema del supuesto fracaso de la amnistía en numerosos estudios. El consenso no es precisamente que la amnistía fue un fracaso, sobretodo porque legalizó e integró a más de tres millones de inmigrantes indocumentados que hoy son residentes legales y probablemente, en su mayoría, ya ciudadanos.

En lo que sí fracasó fue en crear mecanismos flexibles para permitir la entrada de inmigrantes según los vaivenes de la economía, una medida que, según los expertos, permitiría la entrada más facil de los trabajadores necesarios y disminuiría la inmigración ilegal.

Pero en 1996, el Congreso aprobó una reforma a las leyes de inmigración que respondió a una ola antiinmigrante que se inició en California con la Proposición 187 y el exgobernador Pete Wilson, y una economía debilitada. Otros políticos, como Wilson lo hizo, también se aferraron a las restricciones contra los inmigrantes como caballitos de batalla.

Gingrich también indicó, en la entrevista, que apoya una versión del Dream Act presentada por un congesista de Florida, David Rivera, en la cual se posibilita a jóvenes indocumentados traídos cuando niños a obtener sus documentos legales si sirven en las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos.

“Eso no es posible hoy en día y si se aprobara, yo firmaría esta ley”, dijo Gingrich, quien a menudo habla como si estuviera seguro de llegar a la presidencia, aunque actualmente su nominación está cada vez más en veremos.

¿Por qué limitarlo solamente al servicio militar y no permitir la legalización de jóvenes que vinieron indocumentados sin culpa propia y ahora están queriendo educarse en la universidad?, se le preguntó.

“Porque es honorable servir y porque sería relativamente más facil. Además, podrías ir a la universidad y calificar para el ROTC y entrar a las Fuerzas Armadas”, dijo Gingrich.

El precandidato también propone una novel idea que no tiene precedentes en las leyes de inmigración modernas del país: una categoría de residentes que no tendrán oportunidad de lograr su ciudadanía.

“¿No sería esto una especie de condena a ser extranjeros permanentes?”, se le preguntó

Gingrich repostó que no, porque “hay personas que han vivido aquí por 30 años renovando su tarjeta verde… residentes legales por muchos años”.

Pero en este caso, no tendrían la opción de ciudadanía, “a menos que regresaran a su país y se pusieran en línea”.

“Mira, no vamos a deportar a las personas que han estado aquí por tanto tiempo que sus lazos familiares son profundos… tenemos que encontrar un termino medio, el país no va a darles amnistía, así que es mejor ofrecer residencia sin amnistía. Y si quieren ciudadanía, tendrán que ir a su país y esperar en línea, sin perder su derecho a residencia”, dijo Gingrich.

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