Mueren 18 palestinos

Sur del Estado judío está en emergencia tras la caída de más de 140 cohetes

Batería de defensa antiaérea Iron Dome lanza misil desde fuera del pueblo de Ashdod, Israel, ayer, para interceptar un cohete palestino.

Batería de defensa antiaérea Iron Dome lanza misil desde fuera del pueblo de Ashdod, Israel, ayer, para interceptar un cohete palestino. Crédito: EFE

GAZA, Franja de Gaza (EFE).— El Ejército israelí y las milicias palestinas de Gaza continuaban ayer su mayor espiral de tensión desde octubre, en la que han muerto desde el viernes 18 palestinos y que tiene al sur del Estado judío en estado de emergencia tras la caída de más de 140 cohetes.

A los quince milicianos muertos el viernes y sábado en Gaza se agregaron ayer, domingo, otros tres palestinos, entre ellos un menor de 13 años y un granjero de 52, los primeros civiles que son víctimas de los actuales enfrentamientos.

Adham Abu Salmiya, portavoz de los servicios de emergencia en la franja, informó de que el menor, Ayub Asalia, fue alcanzado por un misil israelí cuando se dirigía a la escuela ayer en el campo de refugiados de Yabalia.

Otros dos niños, uno de ellos de 7 años de edad, resultaron heridos en el mismo ataque.

En otro bombardeo contra grupos armados murió Adel al-Issi, un granjero que se encontraba en un campo de cultivo en el sudeste de Gaza capital.

El tercer fallecido es un miliciano de 24 años y miembro del brazo armado de los Comités Populares de Resistencia que fue alcanzado por un misil en el barrio Zeitún de Gaza capital.

El Ejército israelí confirmó en un comunicado haber atacado desde el aire a “un comando terrorista que se encontraba en la fase final de preparación para lanzar cohetes contra Israel desde el norte de Gaza” y “dos sitios de lanzamientos de cohetes” en la misma zona.

Los bombardeos de ayer elevan a 18 el número de muertos palestinos y a 30 los heridos -4 de ellos en Israel- en la mayor espiral de violencia en torno a Gaza desde el pasado octubre.

Diez de los milicianos muertos pertenecen a las Brigadas Al Quds, brazo armado de la Yihad Islámica, mientras que los seis restantes son de los Comités Populares de Resistencia.

La escalada se originó el pasado viernes con la muerte del secretario general de este último grupo, Zuhair al Qaisi, y de su yerno Mahmud Hanani, en un ataque aéreo para frustrar un atentado que, según Israel, planeaban en una zona fronteriza con el Sinaí egipcio.

“No hay duda de que las operaciones del Ejército han perturbado la organización del atentado, por supuesto sólo con el tiempo lo sabremos con seguridad”, alegó ayer el jefe del gobierno israelí, Benjamín Netanyahu, al comenzar la reunión semanal del Consejo de Ministros.

Sobre la lluvia de cohetes (más de 140) y decenas de proyectiles de mortero que en las últimas 48 horas han caído en Israel, agregó que “naturalmente esto ha llevado a una nueva espiral [de violencia] con los Comités Populares de Resistencia, la Yihad Islámica y otros grupos”.

Según el comentarista militar del diario israelí Yediot Aharonot Alex Fishman Israel sabía las consecuencias que tendría la muerte de Al Qaisi y desde hacía días había “desplegado las tres batería Iron Dome de que dispone y cubrió los cielos de Gaza con todo tipo de aviones”.

Ello explica, a su juicio, el bajo número de víctimas y mínimos daños materiales que los cohetes palestinos han ocasionado en Israel, ya que “en la práctica todos los cohetes que se dirigían a centros urbanos fueron interceptados”.

Debido a los altos costes operativos [cada interceptor cuesta unos 40.000 dólares], el Iron Dome deja pasar los que se dirigen a zonas abiertas y trata de derribar únicamente los que amenazan a la población.

La Policía israelí informó de que durante la jornada de ayer los palestinos han disparado 39 cohetes, y según el Ejército una decena fueron derribados.

La ciudad de Ashdod, donde se encuentra una de las baterías, ha sido desde esta mañana la más castigada, aunque también han sonado las alarmas antiaéreas en Beer Sheva, Ashkelon, Gan Yavne, Shaar Hanegev, Eshkol y otras poblados fronterizos.

Debido a una avería técnica en el sistema, un cohete cayó esta tarde en el patio de un colegio vacío en Beer Sheva.

Las clases han sido canceladas hasta nuevo aviso en un radio de entre 7 y 40 kilómetros alrededor de Gaza, y más de medio millón de israelíes se encuentran en estado de alerta.

Netanyahu y el ministro de Defensa, Ehud Barak, creen que la actual espiral de tensión continuará algunos días más, los que duren los contactos a través de Egipto para declarar un nuevo alto el fuego.

El embajador egipcio en Ramala, Yaser Othman, que calificó de “injustificable” la ofensiva israelí, dijo a la agencia independiente palestina Maan que su gobierno “está en una carrera contra el tiempo para (..) evitar desarrollos indeseables”.

Un deseo que comparte el primer ministro de Hamás, Ismail Haniye, que intenta convencer a los grupos armados de que cesen las hostilidades.

La posición de las facciones a un alto el fuego es “positiva y responsable”, asegura Haniye en un comunicado tras haber contactado con los mediadores egipcios a través de una delegación especial encabezada por Mahmud a-Zahar.

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