Boyle Heights se ahoga en puro alcohol

En algunos vecindarios de Boyle Heights, parece haber tiendas de venta de alcohol en casi todas las esquinas

Una tienda que luce forrada de anuncios de diversas cervezas. Existen cien tiendas de venta de licor en la comunidad.

Una tienda que luce forrada de anuncios de diversas cervezas. Existen cien tiendas de venta de licor en la comunidad. Crédito: Suministrada / Jonathan Olivares

Parecen estar en todos lados. En algunos vecindarios de Boyle Heights, parece haber tiendas de venta de alcohol en casi todas las esquinas. Venden cerveza, vino y a veces bebidas alcohólicas de alta graduación, además de dulces, boletos de lotería, revistas y leche.

Según un análisis realizado por el Pulso de Boyle Heights, hay cien tiendas que venden alcohol en Boyle Heights, lo que representa 77% más tiendas que en West Covina, que cuenta con 57 establecimientos, y 45% más que Compton y Santa Mónica, que tienen 69 comercios. Todas estas comunidades cuenta con aproximadamente la misma cantidad de residentes que Boyle Heights, que tiene una población aproximada de 95 mil personas en un radio de 6.5 millas.

Algunos vecinos creen que en Boyle Heights el alcohol está muy al alcance de la mano. “Aquí la tentación es muy grande”, dice Teresa “Terry” Márquez, de 64 años, activista de la comunidad, jubilada como encargada de un banco y presidenta de Boyle Heights Stakeholders Association. “Hay que estar totalmente ciego para no darse cuenta” de la cantidad de tiendas que venden alcohol.

Márquez lleva registro de las licencias para la venta de alcohol en el vecindario desde la década de 1970. Su grupo de voluntarios está coauspiciando una reunión comunitaria hoy por la noche sobre el impacto del alcohol en la comunidad, conjuntamente con la Coalición para una Comunidad Segura y Libre de Drogas de Boyle Heights y el noticiero Voz de la Comunidad. Se espera que representantes políticos locales, funcionarios de la Policía y de Salud se unan al público en este diálogo a las 6:00 p.m. en la Iglesia de la Resurrección en la calle Opal Street, dijo ella.

Márquez considera la situación “realmente triste” y pregunta, “¿Es necesario tener tanta cantidad de alcohol?”. No es la única persona preocupada. Un grupo de la comunidad está trabajando para lanzar una campaña que limite, y en última instancia, reduzca la cantidad de licencias para vender alcohol en el área.

The Boyle Heights Coalition for a Safe and Drug Free Community, una organización que lucha por comunidades seguras y libres de drogas, pide a los residentes que envíen cartas para manifestar su consternación.”Tenemos un problema serio en Boyle Heights. Estamos permitiendo que haya demasiadas tiendas que venden alcohol en nuestra comunidad”, señala Denis Quiñónez, de 26 años, director de dicho grupo.

La coalición elaboró aproximadamente una docena de recomendaciones para combatir el problema, no solo en Boyle Heights, sino en toda la ciudad, el condado y en la zona no incorporada del Este de Los Ángeles.

“Es un tema de uso del espacio”, afirma. “En Boyle Heights, este tema siempre ha estado presente. Es así como se ve. Para los que se criaron en Boyle Heights, es algo normal”.

Pero Quiñonez no quiere que sea así. Por eso anima a los residentes de Boyle Heights a escribir cartas. Para finales de marzo, espera recibir mil de ellas que manifiesten su preocupación por la gran cantidad de tiendas que venden alcohol en esa área. Piensa presentar la documentación a los responsables locales de elaborar políticas sociales para finales de este año.

Las tiendas que venden alcohol son “una fuente de atracción de problemas”, señala el Dr. Richard Jackson, presidente de Ciencias de Salud Ambiental de la Facultad de Salud Pública de UCLA. Los estudios indican que estos establecimientos se asocian con conductas criminales. “Donde hay gran cantidad de tiendas de alcohol, hay índices más altos de crimen, lesiones, agresiones, que también incluyen episodios de abuso tanto por personas desconocidas como locales”, señala.

Jackson agrega que no hay pruebas de que el índice de consumo de alcohol sea más alto en comunidades pobres. “Muchas veces en nuestra sociedad decimos que hay más tiendas de alcohol porque las personas pobres beben más, pero eso en realidad no es cierto”, señala Jackson.

En 2007, Bing-ru Teh, un estudiante de posgrado de la Universidad de California en Berkeley, realizó un estudio para determinar si las tiendas de alcohol aumentaban el crimen y el deterioro urbano. En términos generales, concluyó que al parecer la cantidad adicional de tiendas de venta de alcohol, especialmente en vecindarios de bajos ingresos, “contribuye tanto al crimen como al deterioro urbano”.

El sargento John Walker, de la estación de policía de Hollenbeck, afirma que los delitos asociados con las tiendas de venta de alcohol en Boyle Heights son principalmente “robos, hurtos y venta a menores”.

Otra preocupación sobre las tiendas de venta de alcohol es que pueden convertirse en “la puerta de entrada para el uso de otras drogas”, señala Jackson.

“Genera un impacto negativo en el individuo (y) tiende a crear su propia cultura”. Los preadolescentes y adolescentes varones son los que corren mayor riesgo, señala Jackson, aunque las chicas de esa edad conforman el siguiente grupo más afectado.

Hay varios motivos que explican la abundancia de tiendas de venta de alcohol en determinados vecindarios pobres, según Jackson.

En general, las tiendas familiares no cuentan con mucho capital, lo que hace que el alcohol sea un artículo atractivo para vender, ya que produce mayores ganancias. Además, la refrigeración y el espacio en las estanterías es generalmente limitado. A diferencia de las frutas y verduras, el alcohol no es un artículo perecedero. Y estas comunidades tienen menos poder político, afirma Jackson.

Jackson sugiere que la comunidad haga oír sus inquietudes, pero también entiende porqué muchas personas no lo hacen. “Muchas veces las personas de comunidades más acomodadas tienen un mayor nivel educativo, quizás más tiempo libre en sus vidas, más capacidad, y sencillamente, más confianza en expresar sus opiniones que alguien pobre, que quizás tenga dos empleos, poca educación, esté indocumentado y sienta temor de manifestar su opinión”, dice Jackson.

César Armendáriz, de 39 años, presidente de la Cámara de Comercio de Boyle Heights, señala que la comunidad no necesita más tiendas de alcohol, pero que sí sería útil contar con más comercios que vendieran alimentos. Armendáriz denomina a Boyle Heights “un desierto de alimentos”, una zona sin la cantidad adecuada de tiendas donde los residentes puedan comprar varios tipos de frutas y verduras frescas, productos lácteos y carne.

Los propietarios y empleados de tiendas no parecen tener gran entusiasmo en hablar sobre el tema del alcohol. Cuatro se negaron a ser entrevistados por Pulso de Boyle Heights. Una persona que estuvo dispuesta a hacer la entrevista, no considera que haya un problema. “Como estoy cerca de una escuela, la mayoría de los clientes compran papas fritas, refrescos y pan, en vez de alcohol”, señala Bun Lin Hok, que trabaja en la tienda de su familia, J & M Market, frente a Fourth Street.

Cambio en el Sur de Los Ángeles

En el Sur de Los Ángeles, el grupo South L.A. Community Coalition lideró una campaña para clausurar las tiendas de venta de alcohol que causaban problemas, luego de los disturbios de 1992. Según una encuesta realizada de puerta a puerta a 30,000 residentes, la agrupación estableció una conexión entre los vendedores de alcohol y el alto índice de violencia por alcohol y otras drogas dentro y en los alrededores de sus tiendas, según un informe elaborado por Prevention Institute, con sede en Oakland. La coalición usó una estrategia elaborada por la comunidad para clausurar a casi 20 tiendas de venta de alcohol y evitar la reapertura de 24 tiendas problemáticas que habían quedado destruidas a causa de los disturbios.

Jackson también anima a los residentes de Boyle Heights preocupados por este tema a comunicarse con los responsables de elaborar las políticas sociales. “En mi experiencia, si las autoridades políticas electas reciben el mismo mensaje de muchas personas, tienden a tomar con seriedad esos reclamos y pedidos”, dice.

Pero urge a los residentes a hacer énfasis en un solo tema al manifestar sus inquietudes: “Es algo fundamental para lograr un cambio. Los reclamos múltiples solo genera inacción”.

Para más información y mapa interactivo de las ciudades mencionadas visite http://www.pulsodeboyleheights.com

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