Israel revela cómo capturó a nazi en Argentina

El servicio secreto israelí, el Mosad, abrió sus archivos para contar la forma en que capturó a Adolf Eichmann, encargado de la solución final en tiempos de Hitler.

Eichmann huyó a Argentina donde adquirió la identidad falsa de un trabajador de Mercedes Benz

Eichmann huyó a Argentina donde adquirió la identidad falsa de un trabajador de Mercedes Benz Crédito: AP

Tel Aviv, 16 de marzo.- El Mosad ha dejado de lado su habitual secretismo para desvelar, en una exposición en Tel Aviv, los entresijos de la captura hace medio siglo en Argentina del nazi Adolf Eichmann.

Emplazada en el Museo de la Diáspora Judía, la muestra presenta más de cien documentos, fotografías, testimonios y utensilios que aportan luz sobre la identificación, secuestro, transporte y ejecución de “Dybuk”, espíritu maligno en la tradición judía con el que el dossier que fue bautizado en clave.

El material de “Operación Finale” procede en un 90 % de los servicios secretos israelíes en el exterior, el Mosad, que ha abierto sus archivos al público por primera vez en su existencia, inspiración de tantos mitos y novelas.

“Todo el mundo conoce a grosso modo la historia de Eichmann. Lo nuevo son los detalles, que están en los archivos. Todos los libros publicados sobre el tema tienen errores porque se basan en entrevistas”, explica a Efe el comisario, un agente del Mosad que se identifica tan sólo como “Avner A”.

La historia es, en resumen, la siguiente- Eichmann era un teniente coronel nazi que gestionaba la aplicación de la “Solución Final”, el plan de aniquilación de los judíos europeos.

Tras la victoria aliada en 1945, logró huir a Argentina, donde comenzó una nueva vida como trabajador de la Mercedes Benz bajo el nombre falso de Ricardo Klement.

Allí fue identificado por una carambola (el hijo de Eichmann empezó a salir con la hija de un superviviente del Holocausto), tras lo cual fue secuestrado en 1960 por los servicios secretos israelíes, transportado en secreto a Tel Aviv, juzgado en Jerusalén ante la atenta mirada del mundo y ahorcado dos años después en la única pena capital civil aplicada por el país.

La exposición se centra en los detalles, algunos hasta ahora desconocidos.

Ya en la entrada, un panel desgrana de forma inédita los nombres de las 67 personas que participaron de una u otra forma en la operación- agentes del Mosad, del Shabak (su equivalente para Israel y los territorios palestinos), personal de la Policía y de la aerolínea El Al y gente sin adscripción.

La muestra, que permanecerá abierta hasta el verano para luego ser trasladada al extranjero, ofrece también una mirada a los hoy anticuados métodos que empleó el equipo encargado de la captura, formado por cuatro agentes del Mosad, seis del Shabak y un médico.

Los espías, por ejemplo, se reunían cada día con el entonces jefe del Mosad, Isser Harel, en una cafetería y a una hora diferente que se acordaba la noche anterior.

Para evitar despertar sospechas, llevaban marcada la ubicación de Eichmann en guías y mapas de viaje. Uno, de la provincia de Buenos Aires, cuelga con un gran punto rojo en una de las paredes de la colección.

Otro detalle interesante. Es de sobra conocido que Eichmann fue sacado de Argentina bajo otra identidad, vestido de mecánico del avión de El Al y sedado para que pareciese borracho.

Pero, ¿cómo pudo salir legalmente de un país alguien cuya entrada no estaba registrada?. Porque un agente del Mosad había viajado a Buenos Aires con un nombre ficticio, Zeev Zijroni, y entregado el pasaporte a sus colegas, que cambiaron la foto por la de Eichmann.

Días después, Eichmann abandonó el país a rastras bajo la identidad de Zeev Zijroni, mientras que el espía se las apañó para salir luego con otro nombre.

La exposición presenta también el documento de identidad y carné de la Mercedes Benz de Eichmann o una copia del contrato de alquiler del coche en el que le transportaron, firmado por un ficticio coronel británico Dean Ashton.

Ambientada por transmisiones radiofónicas en hebreo sobre la captura, “Operación Finale” también incluye la Leica y la maleta usada para tomar fotos al vigilado a través de un agujero.

Tras compararlas con las de la época nazi, fue la forma de las orejas lo que les llevó a concluir que habían dado con “Dybuk”.

El equipo había corrido el riesgo de viajar con material de espionaje -expuesto en una de las vitrinas-, como un torno para copiar llaves, tinta para falsificar documentos o un sobre cerrado con detalles sobre la identidad de su objetivo.

La entrada en Argentina fue, eso sí, en momentos y desde países diferentes. A modo de ejemplo, el Mosad ha desempolvado un billete de avión Amsterdam-Lisboa-Buenos Aires, de British European Airways, y otro directo desde París con Aerolíneas Argentinas.

Una prueba más de que no todo está en las novelas de John Le Carré.

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