Debuta en el jazz
Morrison define a su disco como "cálido, fresco" y espera que tenga acogida
QUITO, Ecuador (EFE).- Aunque nació en Estados Unidos, el lazo con Ecuador, de donde es oriunda su madre, ha mantenido a Cristina Morrison vinculada a esta nación andina que el 30 de marzo fue escenario para el lanzamiento de su primer disco I love, en el que mezcla distintos ritmos pero con el jazz como columna vertebral.
Más de la mitad de su vida, es decir las dos últimas décadas, la ha dedicado a las artes escénicas: a los 15 ya integraba una banda de rock, a los 16 debutó en el teatro y televisión, y ahora también tiene al cine en la mira.
Pero el inicio profesional en la música lo marca en 1999 con la banda de jazz, La baronesa y sus amantes, con la que tocó durante unos seis años en Ecuador.
Su padre estadounidense, que escuchaba jazz “en la casa y en el auto”, tuvo mucho que ver en su inclinación por ese género, aunque intuía que era algo complicado.
Sin embargo, no se limitó a él y lo refleja en su disco I love, que contiene ritmos de bossa nova, samba, bolero y otros.
“Es un disco que tiene una sólida base de jazz, pero tiene otras influencias que viene de todo el tema de ser latina”, reseñó la cantautora, quien ha repartido su vida entre EEUU y Ecuador.
De las nueve canciones de su disco, seis son temas originales de letra de su autoría, en tanto que la composición y arreglos pertenecen a Christian Hidrobo, un músico ecuatoriano argentino que la ha acompañado en su devenir musical.
La inspiración le llega a Morrison de sus dos hijos, de ciudades que le apasionan en Estados Unidos y del amor. “Por eso el disco se llama I love, porque habla de muchas cosas que amo en mi vida”, recalcó y dijo que para ella cantar es “una forma de expresión alucinante, es libertad”.
La idea de grabar el disco la tenía “colgada” hace unos ocho años, incluso las letras las tenía ya escritas, pero no fue sino hasta hace año y medio que finalmente lograron coordinar con Hidrobo para pulir y cristalizar el sueño que cumplió el 30 de marzo.
Primero lo presentó en Guayaquil y después en Quito, y tiene ya en mente promocionarlo en Estados Unidos, comenzando por Nueva York donde vive hace varios años, y no descarta aterrizar luego en Argentina o Chile.
Morrison define a su disco como “cálido, fresco” y espera que tenga acogida pues está consciente de que el jazz “no es fácil, especialmente aquí (Ecuador) que todo el mundo habla español”, y donde el jazz no está en la lista de géneros más apetecidos.
“Es un buen momento como para abrir un poquito más las mentes, los oídos y que la gente se abra a algo nuevo”, indicó Morrison que en Nueva York hace teatro, trabaja en televisión y se presenta en conciertos.
Vivir del arte en Nueva York es “difícil” porque hay “muchísima competencia”, aseguró. Pese a ello permanece en la Gran Manzana porque “es una plaza que ofrece mucho trabajo y es un lugar donde se está cocinando todo”.
“Allá te tienes que medir a cada rato con un montón de talento”, aseguró Morrison, que nació en Miami pero que ha vivido además en Ecuador y Europa, lo que simplificó con un “entre aquí y allá”.
“Soy como una gitana, pero Ecuador siempre es mi país también, mi gente, mi familia, mis amigos, mis raíces latinas. Desde que me fui siempre fue muy importante mantener la conexión con el público”, dijo quien, efectivamente, no ha dejado las tablas en esta nación andina, donde ha participado en obras de teatro y en cortometrajes.