Déficit educativo tiene precio

Jane Perlez, en un estupendo reportaje (NY Times, abril 2), presenta la opinión de un tal Mr. Wang, miembro del grupo de consejeros del Partido Comunista chino y del Ministerio del Exterior de ese país, quien dice que: “China ve a los Estados Unidos como un poder declinante (…) que ya no es impresionante, ni de confiar, ni ejemplo para el mundo y por lo tanto sus llamadas de atención a China deben terminar”.

Wang agrega que: “(…) ahora ya no es cuestión de cuantas décadas, sino de cuántos años pasen antes de que China reemplace a los Estados Unidos como la mayor potencia económica del mundo”.

Todos los grandes imperios tras llegar al cenit empiezan a declinar, casi siempre por disensiones internas y por diferencias entre las poderosas clases gobernantes y el pueblo.

El prestigio y el poder de los Estados Unidos nunca fue más grande que al terminar la Segunda Guerra Mundial en la que, con su intervención, sacrificio de hombres y recursos, salvó al mundo del fascismo de Hitler y Mussolini. Además, rescató a Europa con el generoso Plan Marshall que le permitió levantarse de sus cenizas al tiempo que puso un freno al expansionismo ruso impidiendo que ocuparan todo el continente.

Estados Unidos era la esperanza de los pueblos que querían ser libres.

Han pasado 67 años… ¿Seguimos siendo “esos Estados Unidos”?

A veces parece que no, pero con crisis y todo, queda mucho Estados Unidos para hablar de una decadencia sensible, aunque ojo, por ese camino andamos si no logramos acabar con las divisiones internas.

Es bueno darle una pensada…

China e India son los nuevos jugadores importantes en la escena mundial que invaden mercados de los que están desplazando a Japón, Europa y a los Estados Unidos.

Esto no ha acaecido de golpe, sino poco a poco, y aun es tiempo de reaccionar.

China está dejando de ser un país maquilador y productor de artículos de bajo costo para crear una inmensa industria nueva. Para ello se ha abierto a inversionistas extranjeros y busca lograr exportaciones de mayor valor, sin dejar de maquilar.

Alemania pierde mercados excepto en el campo de alta ingeniería en que sigue siendo el número uno. Para China es difícil competir con ellos, pero adquiere su maquinaria para fabricar artículos de calidad con los que está invadiendo los mercados del mundo.

Estados Unidos -yo creo que erróneamente- fue desplazando parte de su industria a China. Sus empresas, en aras de una mayor utilidad, fueron estableciendo subsidiarias en ese país para la fabricación, a bajo costo, de sus productos.

Con ello cambiaron China…

Podemos observar que China actualmente para consolidar su posición está preparando sus futuras generaciones con el fin de que su crecimiento económico en la escena mundial sea sostenible; para lograrlo dedican cantidades enormes a la educación.

Para ello llenan las universidades de Estados Unidos (las de Europa también) de estudiantes subsidiados por su Gobierno o industrias.

Y nosotros manejamos en reversa. Caminamos para atrás. Parecemos no entender que la guerra política/comercial va a convertirse en algunos años en la lucha de la inteligencia y la educación.

Por ello me alarmo cuando veo que en nuestros presupuestos, federal y estatales, se limitan los recursos dedicados a la educación .

Estamos colocando a nuestras futuras generaciones en una trágica desventaja porque estudiar se está volviendo terriblemente costoso.

Solo los padres con altos ingresos podrán hacerle frente a esas crecientes colegiaturas y los millones de jóvenes que carecen de recursos se van a quedar sin preparación.

Estamos ciegos porque no queremos entender que a menos recursos oficiales para escuelas y universidades las colegiaturas, serán más altos los costos y, cada vez que suben, menos jóvenes podrán estudiar.

Nuestra reducción de presupuestos educativos ocurre cuando deberíamos aumentar esos recursos como inversión en el mañana y para conservar nuestro liderato mundial.

Ignoramos que la posición política y económica mundial de un país depende, más que nada, de la educación de su población.

Estamos en un círculo vicioso. Las grandes universidades no solo se sostienen con las colegiaturas y subsidios oficiales (que se están eliminando), sino con aportes de fundaciones que, por la crisis, se reducen.

La inflación que padecemos, aunque la nieguen, agrava la situación y reduce las posibilidades familiares para educar a los hijos.

Pienso que la reducción de los presupuestos para educación se hace por ceguera política.

¡Los políticos actuales serán responsables si con su actitud destruyen el futuro de nuestros jóvenes y el del país!

La educación de las nuevas generaciones no debe ser política republicana o demócrata… Es patriótica, sensata y de sentido común.

Los políticos hablan de no poder endeudar más el país para no perjudicar a futuras generaciones, pero las condenamos a la ignorancia y al país a una posición secundaria, tal como la que predicen los chinos que vamos a tener.

No hay peor ciego que el que no quiere ver. Y nosotros nos tapamos los ojos; pagaremos por esa ceguera en el mañana… cuando quizás ya sea demasiado tarde.

En un mundo cada vez mas competitivo no se debe jugar con el futuro del país que depende, hoy más que nunca, de la educación de su población. ¡Y para ESO necesitamos MÁS recursos, no menos!

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