‘Dejadez afecta recursos naturales’
Elinor Ostrom añadió que ello tiene que ver con abandono de zonas rurales en América Latina
MÉXICO, D. F. (EFE).- La politóloga estadounidense y Premio Nobel de Economía 2009, Elinor Ostrom, advirtió ayer en la capital mexicana que la migración afecta negativamente la gestión de los recursos naturales en zonas rurales de América Latina debido al abandono.
“La tragedia de las comunidades rurales es que la gente que utiliza las pesquerías, los bosques o los sistemas de pastoreo reciben beneficios y tratan de sobreutilizarlos, pero no encuentran formas para no hacerlo”, explicó la investigadora en rueda de prensa previa al foro “Recursos naturales y migración”.
En este encuentro académico los especialistas coincidieron en que la migración campesina desde América Latina tiene efectos positivos y negativos.
Precisaron que, por un lado, permite el ingreso de recursos por las remesas enviadas desde el extranjero, pero también se genera escasez de mano de obra, descomposición social del tejido comunitario y se afecta la regeneración de los bosques tras el abandono de cultivos.
Ostrom, que recibió el Premio Nobel por sus teorías sobre la gestión de recursos naturales de manera sostenible y como bien común, recomendó que en México se implemente un sistema “poliédrico” para que no exista una sola organización que resuelva la gestión de recursos, sino entidades pequeñas, medianas y grandes.
Asimismo, apostó por la “innovación, la aparición de nuevas ideas y el trabajo conjunto” como receta para mejorar la utilización de los recursos naturales en el país, los cuales, recordó, son muy diversos y necesitarían recomendaciones particulares.
“La mejor manera de proteger los bosques no es la mejor manera de proteger las pesquerías. Además, algunas de las innovaciones son sensacionales pero están en los libros de texto”, indicó la Premio Nobel de Economía, primera mujer en obtener tal galardón.
Por su parte, la profesora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Leticia Merino, también presente en la rueda de prensa, recordó que más del 70 % de la propiedad rural en México está en manos de comunidades indígenas rurales o ejidos (propiedades comunales).
“Los migrantes en muchos casos mantienen derechos, siguen siendo considerados propietarios colectivos, participan en el trabajo y toman parte en decisiones locales, invierten y reclaman su derecho a ser actores activos”, aseveró.
Agregó que, no obstante, este sistema de relaciones puede debilitar el sistema de gestión comunitario que existe en las comunidades rurales, pues “no es fácil tomar decisiones acertadas a miles de kilómetros de distancia”.
Asimismo, recordó que cuando la frontera con Estados Unidos era más “porosa” y las políticas de migración más flexibles, la estancia en el extranjero tendía a ser temporal, lo que permitía una relación con el campo que ahora se ha vuelto más complicada.
“Es muy importante crear políticas tendentes a adaptar el campo al hecho de que las comunidades rurales ahora son trasnacionales, pues sus habitantes están en Oaxaca y en California”, dijo.