Dos generaciones se cruzan en obra de Teatro Luna
Teatro Luna explora los temas de inmigración, asimilación y estatus económico en su nueva obra
Las hermanas María comparten más que un nombre en la obra de teatro ‘Viviendo en grande de una manera miniatura’, que se presenta en el Viaduct Theatre hasta el 17 de junio. La historia de las hermanas se iguala a la de miles de mujeres inmigrantes e indocumentadas que trabajan en Estados Unidos para mantener a sus familiares en su país natal.
La obra es otra producción de Teatro Luna, la única compañía de teatro compuesta de mujeres y establecida para explorar las experiencias y culturas de mujeres de color y latinas por los últimos 12 años. Después de ‘Crossed’, su última producción, el grupo continua su serie de obras sobre inmigración, raza y fronteras con una trama sobre el robo de identidad, la diferencia en estatus económico entre latinos de diferentes generaciones en Estados Unidos y lo que le sucede a una mujer mayor de edad cuando se queda viuda.
“Esta obra continua la conversación sobre generaciones de latinos y asimilación pero lo hace a través de un lente que analiza la diferencia entre clase económica y no la raza de la persona”, explicó Alexandra Meda, directora ejecutiva de Teatro Luna.
La pregunta “¿qué harías tu por nueve números que pueden cambiar tu vida?” aparece en la portada del programa de la obra como una nube que se cierne sobre la casa rosada en un barrio de Los Ángeles, donde se ubican las escenas. La obra es una interpretación autobiográfica de dos incidentes que le ocurrieron a la escritora y directora Diane Rodríguez, ganadora del premio Obie, un galardón entregado en Nueva York a dramaturgos por su trabajo en teatro independiente.
Las Marías, interpretadas por Amanda de la Guardia y Miranda González, trabajan como sirvientas en la casa de Lilly (Isabel Quintero), una viuda que trata de convencerlas de que se muden a su casa para no vivir sola. La casa representa el sueño americano y la razón por la cual las hermanas se arriesgaron a reubicarse en este país sin autorización. Lilly y su hermana Nellie (Sandra Márquez) están viviendo el sueño después de una generación en Estados Unidos.
PIE DE FOTO: Las vidas de dos familias latinas de diferentes clases se cruzan en la obra presentada por Teatro Luna sobre asimilación, inmigración y aceptación. Foto: Cortesía Teatro Luna
Dos generaciones se cruzan en la obra de Teatro Luna
Teatro Luna explora los temas de inmigración, asimilación y estatus económico en su nueva obra
Irene Tostado/La Raza
Las hermanas María comparten más que un nombre en la obra de teatro ‘Viviendo en grande de una manera miniatura’, que se presenta en el Viaduct Theatre hasta el 17 de junio. La historia de las hermanas se iguala a la de miles de mujeres inmigrantes e indocumentadas que trabajan en Estados Unidos para mantener a sus familiares en su país natal.
La obra es otra producción de Teatro Luna, la única compañía de teatro compuesta de mujeres y establecida para explorar las experiencias y culturas de mujeres de color y latinas por los últimos 12 años. Después de ‘Crossed’, su última producción, el grupo continua su serie de obras sobre inmigración, raza y fronteras con una trama sobre el robo de identidad, la diferencia en estatus económico entre latinos de diferentes generaciones en Estados Unidos y lo que le sucede a una mujer mayor de edad cuando se queda viuda.
“Esta obra continua la conversación sobre generaciones de latinos y asimilación pero lo hace a través de un lente que analiza la diferencia entre clase económica y no la raza de la persona”, explicó Alexandra Meda, directora ejecutiva de Teatro Luna.
La pregunta “¿qué harías tu por nueve números que pueden cambiar tu vida?” aparece en la portada del programa de la obra como una nube que se cierne sobre la casa rosada en un barrio de Los Ángeles, donde se ubican las escenas. La obra es una interpretación autobiográfica de dos incidentes que le ocurrieron a la escritora y directora Diane Rodríguez, ganadora del premio Obie, un galardón entregado en Nueva York a dramaturgos por su trabajo en teatro independiente.
Las Marías, interpretadas por Amanda de la Guardia y Miranda González, trabajan como sirvientas en la casa de Lilly (Isabel Quintero), una viuda que trata de convencerlas de que se muden a su casa para no vivir sola. La casa representa el sueño americano y la razón por la cual las hermanas se arriesgaron a reubicarse en este país sin autorización. Lilly y su hermana Nellie (Sandra Márquez) están viviendo el sueño después de una generación en Estados Unidos.
Las cumbias tribaleras del conjunto Nortec trasladan al público de una escena a otra durante la comedia, mientras las vidas de dos clases de latinas se entrecruzan y las diferencias entre ambas van descubriéndose en el transcurso de su interacción. Las mujeres comparten un patrimonio cultural, pero entre ellas existe una generación de diferencia y eventualmente es la diferencia entre su estatus económico en los Estados Unidos lo que las separa.
“Cuando familias vienen a este país es para cambiar su estatus económico y esta es una obra brutalmente honesta sobre el bienestar de la comunidad latina y cómo entre latinos nos menospreciamos y hasta pasamos leyes que discriminan”, dijo Meda, quien admitió que la audiencia estará dividida entre personas que van a creer que la obra es antiinmigrante y otras que decidirán que los temas abarcados en esta obra harán mucho por mejorar la conciencia de los problemas que enfrentan los inmigrantes en Estados Unidos.
Los matices que sobresalen en esta trama no se limitan a inmigración y sus estereotipos: abordan también la soledad, la imagen del cuerpo de la mujer, la muerte, la traición, la austeridad y las decisiones sobre maternidad.
“Todas las temáticas tienen en común la honestidad y la autenticidad porque están basadas en la vida de la escritora”, dijo Meda, quien eligió esta obra entre 50 que consideró porque atrae a diferentes audiencias.
Miranda González, una de las fundadoras de Teatro Luna y directora de desarrollo, interpreta a la hermana María mayor y madre de un hijo que casi no ve porque tiene dos trabajos. María elige robarse la identidad del esposo de Lilly para conseguir su segundo trabajo y poder enviar más dinero a México para construir una casa.
“Lo más difícil de interpretar de este personaje fue tratar de hacer que la gente entendiera que ella había elegido sobrevivir de esta manera, pero que no era una persona maliciosa o mala”, explico González, quien se ve forzada a entregar a su hermana a Inmigración después de que descubre su engaño.
“Como la hermana mayor, si yo me tengo que ir ella también se tiene que ir. Si llegamos juntas [a Estados Unidos] nos vamos juntas [a México]”, dijo González, quien admite que toda la gente espera llorar cuando vienen a ver una obra sobre inmigración, raza y fronteras, pero terminan por reír y así es más fácil aceptar lo que está sucediendo.
Hablar sobre lo prohibido es la especialidad de las mujeres que componen Teatro Luna y en su próximo proyecto sobre mujeres divorciadas y los problemas que enfrentan continúan con esa tradición.
Después de 12 años, las mujeres de Teatro Luna estrenan sus oficinas ubicadas en 3914 N. Clark St. donde se preparan para ofrecer cursos para mujeres de color y jóvenes. Además de clases de actuación y para aprender a escribir guiones, las mujeres lanzaran TLTV, un canal en la red donde proyectarán versiones de su trabajo para deleitar a su público nacional e internacional con material desde Chicago.