El poder de la paciencia

Bobby Abreu salta de la trinchera a la línea de fuego, ahora con los Dodgers

Abreu demuestra que su guante  aún tiene mucho que aportar.

Abreu demuestra que su guante aún tiene mucho que aportar. Crédito: AP

Era un secreto a gritos que los días de Bobby Abreu con los Angels estaban contados.

Con la contratación de Albert Pujols para defender la primera base, el regreso del cubano Kendrys Morales tras una larga lesión y un exceso de jardineros, Abreu fue relegado al rol de suplente en su decimoséptima temporada en las Grandes Ligas.

En el transcurso de los pasados entrenamientos primaverales el bombardero venezolano no había ocultado su inconformidad pidiendo más acción en el terreno de juego.

La tensión entre el mánager de los Angels, Mike Scioscia, el gerente general Jerry Dipoto, y Abreu subió a tal grado, que provocó una reunión que no dio los resultados esperados y casi un mes después, el pasado 28 de abril, fue dado de baja.

Fue ahí en esa situación en la que Abreu recurrió a una de sus grandes virtudes: la paciencia. Esa calma que ha mostrado en cada turno en la caja de bateo la utilizó para esperar el llamado de algún equipo interesados en sus servicios.

Abreu asegura que no perdió la calma cuando las cosas no estaban saliendo bien con los Angels, todo lo contrario, dejó que el tiempo se encargara de su destino inmediato.

“Voy a ver qué va a suceder. Voy a seguir trabajando y a estar listo para lo que sea. Voy a esperar y ver quién tiene interés en mí”, dijo Abreu en esa oportunidad.

La espera no fue larga. Una semana (4 de mayo) después de su despido de los Angels, Abreu recibió una llamada telefónica del mánager de los Dodgers, Don Mattingly, y hoy día, el pelotero sudamericano pertenece a un equipo que ocupa la cima en la División Oeste de la Liga Nacional y con pretensiones de pasar más allá de los juegos de octubre.

Abreu no es un desconocido para Mattingly. Fue su pupilo cuando el ahora piloto angelino fungía como coach de bateo de los Yanquis de Nueva York del año 2006 al 2008.

“Es un hombre que olfatea bien los buenos lanzamientos. Tenemos que aprovechar su estilo y experiencia”, comentó Mattingly, un bateador que conoce bien ese oficio. Fue campeón de bateo de la Liga Americana en 1984.

Abreu, que cumplió 38 años el pasado 11 de marzo y ha participado en dos ocasiones en el Juego de Estrellas, llegó a los Dodgers con promedio de bateo de .208 en 24 viajes al plato con los Angels, un equipo que lucha por recuperarse de su desastroso inicio de temporada.

La transición de la Liga Americana a la Nacional no fue tan complicada para el veterano Abreu, el tercer venezolano con más de dos mil hits en las Ligas Mayores.

“Creo que me ayudó un poco el haber estado en esta liga. Además estoy muy tranquilo en este equipo, un equipo joven con gente con actitud ganadora. Ha sido un cambio drástico a mi favor”, dijo Abreu el domingo pasado, después del triunfo de los Dodgers (5-1) sobre los Astros de Houston, justamente el equipo con el cual inició su carrera en las Ligas Mayores en 1990.

Abreu entró al partido de anoche (ante los Cerveceros de Milwaukee) con promedio de .339, producto de 20 hits, entre ellos cinco dobles, siete carreras impulsadas y 12 anotadas en 22 juegos y 59 turnos.

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