¿Dónde está la magia?

Snow White and the Huntsman, con Kristen Stewart, Charlize Theron y Chris Hemsworth, trata de recuperar la magia del cuento de Blancanieves y los siete enanitos sin lograrlo

El filme recuenta la historia de Blancanieves desde una perspectiva semi-gótica.

El filme recuenta la historia de Blancanieves desde una perspectiva semi-gótica. Crédito: Universal Pictures

Resulta curioso leer cómo los responsables de Snow White and the Huntsman tratan de convencer a los posibles espectadores que su filme no tiene nada que ver con la célebre adaptación animada del cuento de los hermanos Grimm que en 1937 produjo Walt Disney y que sentó las bases del cine del género y no tardó en convertirse en una verdadera obra maestra del cine.

Es curioso porque esta nueva versión tiene mucho, muchísimo, de Snow White and the Seven Dwarfs, tanto desde una perspectiva narrativa como visual (y fácilmente se pueden encontrar otras referencias a cintas de Disney como Bambi o las más recientes Beauty and the Beast, The Lion King y The Hunchback of Notre Dame).

Quizás su director, el debutante Rupert Sanders (y se nota también mucho que esta es su primera película dada la falta de garra en la composición del plano y en la ausencia de energía interna en su editaje) y los guionistas Hossein Amini (Drive), John Lee Hancock (The Blind Side) y el también novel Evan Daugherty pretenden distanciarse de la magia y efectividad de la obra de Disney -que muchos, como si se tratara de un insulto o menosprecio, califican de infantil o familiar- creando un producto… sin magia, emoción o efectividad.

Trailer de ‘Snow White and the Huntsman’

¿Hace falta explicar la historia una vez más?

Por un lado está la reina malvada, llamada aquí Ravenna (Charlize Theron, dudando siempre sobre qué acento usar), quien usurpa el trono al rey, matándolo, y dejando de lado a su hijastra, Blancanieves (Kristen Stewart).

Hasta que esta es mayor de edad y se convierte en la más guapa del reino, momento en el que Ravenna decide matarla.

Pero Blancanieves huye, y con ella el cazador que le iba a arrancar el corazón (Chris Hemsworth).

Y en medio de todo ello, el bosque encantado y, faltaría más, los siete enanos.

Sanders, siguiendo las lecciones de Tim Burton (Alice in Wonderland), pero sin ningún atisbo de diversión en su puesta en escena, impregna al conjunto de detalles que surgen del mundo del diseño: hadas, animales silvestres, pequeños gnomos, cuerpos que se transforman en cuervos…

Todo ello no es suficiente para elevar el tono del relato, prácticamente en punto muerto desde el principio y que solo se anima con escenas de falsa espectacularidad en la que, eso sí, la cámara muestra a muchos jinetes trotando en parajes de ensueño.

Cuando llega el momento de la citada magia, la cámara del realizador británico se obsesiona con los primeros planos, sin dejar respirar a los decorados o, para el caso a los actores, limitando considerablemente la espectacularidad del conjunto.

Poco ayuda la actuación de Kristen Stewart, la estrella de Twilight, cuyo estilo de actuación se limita a enseñar más o menos dientes: cuando está preocupada o enamorada, se le ven sus blancos dientes; cuando está decidida a luchar, cierra la boca. Y no traten de buscarle más secreto a su método interpretativo…

Snow White and the Huntsman, clasificada PG-13, intenta ser la versión definitiva y, por llamarla de algún modo, “adulta” del cuento de los hermanos Grimm.

Yo me quedo con la más simple y familiar Mirror Mirror: al menos no me aburrió.

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