Futbolistas solidarios en La Escondida con muertos por rayo

Cientos de futbolistas llegaron para apoyar a familiares de los jugadores muertos.

Crespones de luto en homenaje a José Romero y Ángel Delgado, muertos por un rayo en el parque La Escondida de Houston.

Crespones de luto en homenaje a José Romero y Ángel Delgado, muertos por un rayo en el parque La Escondida de Houston. Crédito: Gustavo Rangel / RUMBO

Fue un día para recordar, orar, cantar y llorar, pero este domingo de luto en las canchas del parque La Escondida también fue para jugar futbol.

Decenas de equipos y cientos de personas llegaron a compartir un día de futbol, el deporte que siempre les apasionó a José Romero y Ángel Delgado, que hace una semana murieron luego de haber sido impactados por un golpe de rayo en estas mismas instalaciones donde domingo a domingo familias enteras llegan a divertirse.

Futbolistas de diferentes ligas llegaron para apoyar con sus donaciones y aunque la mayoría de los que acudieron a La Escondida nunca conocieron a Romero y Delgado sintieron la obligación de ser solidarios.

“Es muy triste lo que paso aquí y lo menos que podemos hacer es ayudar un poco a estas familias que están sufriendo tanto por haber perdido a dos personas de una manera tan inesperada”, dijo Jorge Olivares, jugadores que llegó a apoyar.

Las familias de los difuntos estuvieron recaudando donaciones en efectivo y vendieron antojitos para poder liquidar los gastos fúnebres de los dos difuntos, que fueron jugadores del Coatepec, y poder también mandarles a sus respectivas familias en Guerrero, México, un poco de ayuda económica.

“El domingo (22 de julio) mi hermano (José Romero) y su amigo (Ángel Delgado) fueron sepultados en Guerrero, me dolió mucho no poder estar allá pero gracias a Dios toda esta gente llego aquí para compartir mi dolor”, comentó Doroteo Sánchez, hermano del difunto José Romero.

Los cuerpos de Romero y Delgado fueron trasladados a su tierra natal y mientras que en las canchas de La Escondida se les recordaba con canciones y oraciones y cientos de futbolistas jugaban un torneo amistoso, en Guerrero los estaban enterrando.

“Esta tragedia aunque nos duele mucho es importante entender que no fue un accidente, fue una obra de Dios y ese lugar donde murió mi hermano y su amigo quedó bendecido”, agregó Sánchez.

El golpe de rayo ha dejado una huella imborrable en estas canchas de futbol pero luego de lo que fue una tragedia inesperada quedó evidente que la comunidad futbolera se une en tiempos dificultosos.

El balón seguirá rodando en La Escondida y la vida tiene que seguir, pero la memoria de Romero y Delgado vivirá en estas canchas por mucho tiempo.

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