Fogoso debate sobre las armas

La visita de Obama a Oakland dispara ánimos adversos, mientras en las calles el fuego sigue.

Garra helada, mascota del Centro por la Diversidad Biológica, intentó llamar la atención sobre perforaciones petroleras en el Polo Norte.

Garra helada, mascota del Centro por la Diversidad Biológica, intentó llamar la atención sobre perforaciones petroleras en el Polo Norte. Crédito: Francisco Barradas / El Mensajero

OAKLAND.— “Un fuego se levantará”, se traduciría la frase promocional de la nueva película de Batman, por ahora asociada a una matanza real.

Ir al Cinema Regal en Oakland tiene su emoción por estos días. Y no sólo por lo que se estrena. El 9 de julio, mientras esperaban ver El Hombre Araña, cinco fueron baleados; todos sobrevivieron. De los atacantes no se sabe nada aún, al menos públicamente.

El sábado 21 de julio, un día antes que aterrizara en San Francisco el Fuerza Aérea número 1 con el presidente de los Estados Unidos abordo, una niña de 5 años fue herida en el cuello por un rozón de bala, en la avenida 50, en el Este de Oakland, donde el fuego es cuestión cotidiana.

El 23, en Oakland, el presidente de los Estados Unidos habló de la economía. Encabezó tres eventos ese lunes. Y para su campaña por la reelección, fue en apariencia un día de fortuna: quienes se reunieron en privado con Obama pagaron $38,500 por cabeza y los que llenaron el teatro Fox, con capacidad para 2,800 personas, desembolsaron entre $100 a $7,500 individualmente.

Un día antes, el presidente había visitado en Aurora, Colorado, a los heridos y familiares de las víctimas del tiroteo ocurrido dentro de una sala de cine, el viernes 20 de julio, cuando iniciaba la exhibición de Batman.

La aurora fue negra para la nación, aunque Batman levantó $160.9 millones ese fin de semana amargo. El lunes, en Piedmont, esa isla de riqueza rodeada de Oakland, Barack Obama les dijo a los comensales en un evento privado, según el texto difundido por la Casa Blanca: “A veces, cuando malas, horribles cosas suceden, creo que es fácil caer en desesperación. Pero si pasas un tiempo, como yo lo hice, con esa gente, quien ha enfrentado con fuerza y decoro un dolor inimaginable, esto te hace ser extraordinariamente optimista respecto a los Estados Unidos”.

En agosto 8 se cumplirá un mes del asesinato de Carlitos Nava, quien a sus 3 años murió alcanzado por las balas en uno de tantos tiroteos cotidianos en el este de Oakland. De entonces a esta fecha, otros dos menores de edad han muerto en circunstancias similares en la ciudad; el fin de semana previo a la visita del Presidente, sobre la avenida 50, una niña fue herida de bala en el cuello mientras caminaba con su familia en busca de un helado; ya se repone, salvará la vida.

El silencio del Presidente fue calificado, llanamente, como “patético” por Robyn Thomas, directora ejecutiva del Centro Legal para Prevenir la Violencia con Armas.

“Aun cuando California tenga una buena política para el control de armas, si Oakland consiguiera reducir el número de pistolas en sus calles, la ciudad necesita el apoyo del gobierno federal para tener éxito en aminorar la violencia armada”, dijo Thomas.

Mencionó que gran parte de las armas que circulan en California provienen de Arizona o Nuevo México o Nevada. “Obama se comprometió en la anterior campaña a hacerlo. Ahora no lo dice más”, dijo Thomas.

En agosto 8 se cumplirá un mes del asesinato de Carlitos Nava, quien se desangró a sus 3 años cuando al mediodía dejaba en su cochechito carreola un supermercado, lo acompañaban su madre y su hermana, también menor de edad. Carlitos —su rostro adorna hoy un mural en el exacto lugar en que murió— fue la víctima equivocada de un drive by shooting, fuego disparado desde un auto en marcha, en el Este de Oakland.

De entonces a esta fecha, otros dos menores han muerto en circunstancias similares en la ciudad. La niña que hoy se recupera de una herida de bala caminaba con su familia en busca de un helado. Apenas un día antes, el 20 de julio, la fiscalía de distrito del condado de Alameda había anunciado la detención de Frederick Charles Coleman, de 16 años, a quien se responsabiliza, junto con otros aún en fuga, del tiroteo de noviembre 28 de 2011, tras el que perdió la vida Hiram Lawrence Jr., quien iba a cumplir 2 años.

Pero Obama no habló de control de armas en Oakland. Y mientras no corrigió esa omisión, hasta dos días después en Nueva Orleáns, Robyn Thomas, directora ejecutiva del Centro Legal para Prevenir la Violencia con Armas, calificaba el disimulo de los políticos, en particular de los dos principales candidatos a la presidencia del país, como “patético”.

“Nadie quiere quemarse estos días”, afirmó Thomas, en referencia a lo dañino que puede resultar para un candidato perder la simpatía de quienes defienden el derecho, expresado en la segunda enmienda de la Constitución, de poseer y portar armas.

Dijo que la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), aunque muy activos agentes políticos, no es tan poderosa como aparenta y que, sin embargo, pareciera que es “un interés nacional” mantener funcionando el poderoso mercado de armas sin muchas trabas legales.

“Aun cuando California tenga una buena política para el control de armas; así y Oakland consiguiera reducir el número de pistolas en sus calles, la ciudad necesita el apoyo del gobierno federal para tener éxito en aminorar la violencia armada”, dijo Thomas.

Mencionó que gran parte de las armas que circulan en California provienen de Arizona o Nuevo México o Nevada. “Obama se comprometió en la anterior campaña a hacerlo. Ahora no lo dice más”, dijo Thomas.Corrigió el presidente, dos días después.

Soñadora, oso, anarquistas…

Entre los cientos que aguardaban en fila para entrar al teatro Fox la tarde del 23 de julio estaba Ana Ávalos. Ella es un rostro conocido, voz familiar en la lucha de los Soñadores (Dreamers), los jóvenes que pugnan por la aprobación de la llamada Acta de los Sueños, un conjunto de reformas legales que darían plenos derechos ciudadanos a aquellos inmigrantes que fueron traídos a este país antes de que cumplieran 15 años, aquellos que a la fecha estudian o se han graduado, esos que son, en sí, estadounidenses, por todos los factores que constituyen una identidad cultural, excepto que no tienen papeles.

“Me gustaría escuchar del presidente que va a hacer lo que prometió, aprobar el Acta de los Sueños, y que no sólo se va a quedar en el programa de Acción Diferida. En sí, me gustaría escuchar que va a beneficiar a todos lo inmigrantes, no sólo a cierto grupo”, comentó Ávalos.

Pero Obama tampoco habló de esto. Quizá decepcionada, al menos Ávalos no lamentó el costo de su boleto; explicó que lo recibió gratis a través de un programa que asiste a estudiantes en la Universidad de California en Santa Cruz.

Junto a la fila pasó en ese momento Frostpaw (Garra helada), un oso polar. En realidad una mujer blanca disfrazada como tal, Garra helada es la mascota del Centro por la Diversidad Biológica, una organización con membresía nacional que se manifestó en las calles para pedir que el presidente evite a la compañía Shell la perforación de pozos en el Ártico, el Polo Norte.

“A menos que el presidente Obama lo revierta, perforaciones petroleras comenzarán en el prístino oceáno Ártico en las próximas semanas”, dice un boletín de prensa circulado por el Centro por la Diversidad Biológica. Invita a visitar su página de internet: StopArticDrilling.com

Había más fauna alrededor del Fox; las visitas presidenciales propician concursos de consignas. Hubo quienes protestaron por las redadas contra expendios de mariguana legal. En sí, la zona donde se ubica el teatro es llamada Oaksterdam —en alusión a Amsterdam, la ciudad europea famosa por su liberal política respecto al consumo de drogas.

También se dejaron ver unos cuantos anarquistas, simpatizantes del movimiento Occupy. Cerraron como de costumbre la calle Broadway, esta vez a la altura de la avenida 19.

El presidente llegó al teatro, en la Telegraph y 19, hacia las 6:30 pm; salió de allí minutos después de las 8:00 pm. En total, 26 vehículos acompañaban su limosina; ante la caravana, la frase del propio Obama, de que Estados Unidos es un país “adicto al petróleo”, cobró fugaz sentido.

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