Liborio Market se resiste a desaparecer de LA

La cadena jugó un rol vital en la vida de la comunidad centroamericana.

En cuanto se supo que Liborio Market iba a cerrar sus puertas por motivos económicos, un sentimiento de solidaridad y angustia recorrió a muchos miembros de la comunidad centroamericana de Los Ángeles.

Y es que esa cadena ha sido durante tres décadas, mucho más que un supermercado con productos originarios de Centroamérica como el loroco, chipilín y hojas de plátano para tamales. Para muchos significó un apoyo constante a proyectos de desarrollo en sus pueblos. Para otros, fue su fuente de trabajo por más de 30 años. Para otros tantos fue su tienda preferida.

“Nos hemos quedado sin el aliado, sin el amigo que estaba con nosotros en los momentos difíciles como en los desastres naturales y que nos ayudaba a recaudar dinero para ayudar a nuestros pueblos. ¡Quién más hace eso por nosotros!” exclamó Rosa de Posada, presidenta de la Asociación de Comunidades de Inmigrantes de Guatemala en Los Ángeles.

Ayer, empresarios centroamericanos, representantes de organizaciones comunitarias, proveedores, ex empleados y clientes de Liborio Market acompañaron a Enrique Alejo, quien fue el propietario de la cadena hasta hace tres días, en una manifestación para exigir al Banco Popular que permita reabrir las tiendas.

Este supermercado fue cerrado el pasado martes tras una orden judicial que le entrega las últimas tres tiendas al Banco Popular para que las liquide y se cobre los 50 millones de dólares de deuda.

El empresario nicaragüense Fred Lugo, gerente de Latino TV, también demostró su apoyo al empresario de origen cubano.

“Liborio fue uno de los primeros negocios que reconoció las necesidades de los centroamericanos. El hombre (Alejo) hizo historia”, dijo Lugo.

Bajo el logo “Si es de allá, nosotros lo tenemos aquí”, Liborio Market nació en el corazón de la comunidad inmigrante centroamericana en la zona de Pico/Union, Westlake y el área latina del barrio Coreano.

Silvia Seguén, una guatemalteca clienta de Liborio Market desde 1979, acudió al llamado de apoyo del dueño de la tienda y dijo que no es justo que la comunidad se quede sin un amigo.

“Ahora hay otros supermercados en los que tal vez se pueden conseguir algunos productos de nuestras tierras, pero ninguno ayuda como lo hace Liborio… me siento muy mal, a todos nos ha afectado este cierre”, dijo Seguén.

Liborio Market abrió sus puertas en Los Ángeles hace 50 años como una carnicería. La experiencia de Alejo como carnicero le permitió construir su negocio y llegó a tener 13 tiendas en Los Ángeles, Ontario y Las Vegas.

Alejo, utilizó su supermercado para realizar obras sociales. Él se convirtió en un pivote para las organizaciones comunitarias que hacen eventos de recaudación de fondos para diferentes proyectos de beneficio público en los países de origen. Su legado traspasa fronteras con la creación de clínicas comunitarias y centros comunitarios que llevan su nombre. Ayudó a los teletones de México, El Salvador y Guatemala, y apoyó eventos para ayudar a las víctimas de las distintas tragedias naturales como terremotos y huracanes.

En septiembre del 2006, por unanimidad, la Asamblea Legislativa de El Salvador nombró a Alejo –de origen cubano- con el título de “Amigo Meritísimo”.

Francisco Rivera, presidente de la Mesa Redonda Centroamericana, dijo que Liborio Market deja un vacío enorme y aunque apoyó al partido de derecha en El Salvador, nadie puede negar era de la simpatía de muchos.

Hasta Nicolás Orellana, un reconocido empresario salvadoreño dueño de seis tiendas de artículos deportivos y quien simpatiza con la izquierda de su país, estuvo presente durante la manifestación.

“Desconozco los pormenores de los problemas financieros, lo que me deja de mensaje es lo injusto que es este sistema capitalista neoliberal”, dijo Orellana.

“No me doy por vencido. Yo voy a salir adelante. Todo este apoyo. Todo este esfuerzo no va a ser en vano. El cierre de Liborio Market no beneficia a nadie. Ni al mismo banco que no quiso darme más tiempo para que nos lográramos levantar. Yo no me voy a quedar con los brazos cruzados”, aseveró Alejo.

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