Neblina contagia armonía en el Outside Lands

El festival musical realizado en San Francisco tuvo tres días de frío, pero la fiesta siguió.

Robert Trujillo, el chicano bajista de Metallica, único latino arriba del escenario central de Outside Lands.

Robert Trujillo, el chicano bajista de Metallica, único latino arriba del escenario central de Outside Lands. Crédito: Juan Data / El Mensajero ensajero

SAN FRANCISCO.— La neblina no dejó de cubrir la totalidad del campo de polo en tres días, pero eso no intimidó a los asistentes al festival de música, artes y comida Outside Lands.

Llegaron por miles, y a las pocas horas de estar abierta la taquilla, durante la primera jornada del evento, los pocos tickets que quedaban disponibles ya estaban completamente agotados.

Con 60 mil personas por día, Outside Lands es el festival con más poder de convocatoria en el Área de la Bahía, desde su primera edición en 2008. Ha dejado de ser meramente un evento de interés local para sumarse a la lista de los grandes festivales de verano en el ámbito nacional (Coachella, Lollapalooza, Bonnaroo) y atrae a público diverso que llega hasta San Francisco desde otros condados y estados (incluso algunos de países vecinos), con un notable impacto en la economía local.

Lo que muchos de esos asistentes que llegaron desde otras latitudes no esperaban era el microclima del parque Golden Gate, que sumergió al festival en un nublado mini-invierno, rodeado de soleado y calido verano en el resto de la ciudad y la Bahía.

“¿Siempre hace este frío aquí?”, preguntaba una joven pareja de texanos mientras esperaban el show de Antibalas, el viernes 10 de agosto. Llegados desde Houston, ésta era su primera visita a San Francisco, y no estaban al tanto de los raros fenómenos climáticos de esta ciudad. Como tantos otros, esperaban encontrarse con el verano californiano y llegaron en shorts, sandalias y camisetas de manga corta.

Martín Perna, también texano, residente en Nueva York, y uno de los pocos latinos en los escenarios de Outside Lands, es el líder y fundador de la banda de afrobeat Antibalas. También se quejó sobre el clima: “Esta música que tocamos es tropical -explicó-, no está diseñada para tocarse en este clima, así que les voy a pedir que generen ustedes un poco de calor humano”.

Para el segundo y tercer día la neblina se mantuvo, pero la temperatura subió levemente y la mayoría de los asistentes ya estaban preparados con ropa abrigada. Hacia el final de la tercera jornada, mientras Stevie Wonder cerraba el festival a puros clásicos del soul, se le oyó decir a un fotógrafo llegado desde Denver: “Al fin y al cabo esto de la neblina me terminó gustando, hace un efecto interesante con las luces”.

En ediciones anteriores, el festival Outside Lands se caracterizó por tener una cartel variado en atracciones para satisfacer los más diversos gustos musicales e incluyó a grandes nombres de la música latina contemporánea, como Manu Chao, Café Tacvba, Julieta Venegas, Ana Tijoux, Kinky, Aterciopelados, Rodrigo & Gabriela o Los Amigos Invisibles.

Este año, sin embargo, el programa sólo incluyó un artista de habla hispana: los colombianos Bomba Estéreo, que sacudieron al público al ritmo de su cumbia electrónica la tarde del domingo.

Así y todo, escondidos entre la multitud, el público latino estuvo presente y se hizo notar durante los tres días del festival, flameando banderas latinoamericanas o con sus camisetas de equipos de futbol. Un grupo de mexicanos enfundados en la tricolor festejaban el sábado temprano la victoria en los Juegos Olímpicos de esa mañana. “¡Venimos a ver a Metallica, es mi banda favorita!”, declaró Anaid Mireles, de 19 años, original del Distrito Federal y su opinión parecía ser el consenso general entre sus compatriotas.

Robert Trujillo, el chicano bajista de Metallica (y su miembro más nuevo) fue el único latino en subirse al escenario central del campo de polo durante todo el festival.

El rapero italiano Jovanotti, popular en Latinoamérica durante los noventa también atrajo bastante público hispano el domingo, cuando se encargó de la apertura de la jornada ante un público de curiosos e indecisos. Enseguida los puso a todos a bailar al ritmo de su contagioso funk de tintes globalistas y su inigualable sentido del humor.

“¿De qué equipo es esa camiseta de futbol?”, preguntó Jovanotti a un mexicano mezclado entre el público, portando orgullosamente los colores del equipo ganador de la medalla dorada. “Ustedes son buenos para los saltos ornamentales, se ganaron un par de medallas, ¿no es así?”, y luego, entre risas, se quejó: “Estados Unidos es tan imperialista que se quedan todas las medallas para ellos, ¡deberían dejar algunas para el resto!”. Agregaría: “Los italianos sólo ganamos medallas en deportes raros como esgrima y judo”.

A continuación entonó su clásico L’Ombelico del Mondo, de claras influencias afrobrasileñas, y terminó cantándolo en el medio del campo, rodeado de sus fans y cubierto de sudor.

Si un italiano se merece la medalla de oro al artista más carismático, sin duda, ése es Jovanotti.

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