La piedra en el zapato de Mitt Romney [Opinión]

El candidato republicano no logra comunicar al electorado un mensaje básico: que Obama fracasó en la economía y no merece la reelección.

Romney habla con sus asesores de campaña tras abordar el vuelo que lo llevó a Tampa el martes.

Romney habla con sus asesores de campaña tras abordar el vuelo que lo llevó a Tampa el martes. Crédito: AP / Evan Vucci

La Convención Nacional partidaria es una oportunidad para reforzar la imagen y el mensaje del nominado presidencial, que es precisamente lo que esta semana necesita Mitt Romney.

El candidato republicano no llega a la reunión de Tampa, Florida, en la mejor de la condiciones. La mala situación económica y una tasa de desempleo superior al 8% debería colocar en ventaja a cualquier rival de un presidente que aspira a la reelección en un clima de este tipo. Pero no es así en este caso.

El ex gobernador de Massachusetts ha tenido numerosas dificultades para dominar el debate presidencial de manera que pueda colocar la atención del electorado en un mensaje básico: el presidente Obama fracasó en mejorar la economía y no merece la reelección.

El problema de Romney surge en parte por la efectividad de la campaña de Obama de definir a Romney como un millonario desconectado de la realidad del estadounidense medio y por el mismo accionar del mismo republicano.

Por ejemplo, la gira europea para proyectar la imagen de líder de Romney quedó empañada por los comentarios desafortunados sobre los Juegos Olímpicos de Londres, entre otros. Su insistencia de dar a conocer solamente dos declaraciones de impuestos, una final y una temporal, es una herida que los demócratas han mantenido abierta con éxito. Y el más reciente comentario sobre el aborto del congresista Todd Akin le rompió los planes de dominar las noticias de camino a la convención. Un debate sobre el aborto es precisamente lo menos deseado en este momento por la campaña republicana.

Al mismo tiempo, la designación del congresista Paul Ryan como compañero de fórmula de Romney tuvo el efecto deseado de ganar el entusiasmo de la base conservadora del Tea Party que considera al ex gobernador un moderado digno de desconfianza.

Sin embargo, el efecto Ryan no llegó mucho más lejos, registrando un aumento mínimo en las encuestas a favor de Romney.

Es más, Ryan llegó a la campaña con la esperanza de revitalizar el mensaje de énfasis en la economía, el combate al déficit, a la deuda, la reforma de programas sociales y la reducción del gobierno federal. La gran atracción del congresista por Wisconsin son sus principios y conocimientos en lo económico, pero también carga con una filosofía muy conservadora, colocando a la campaña de Romney en la complicada misión de elevar la imagen de Ryan, al mismo tiempo que asegura que la ideas a tomar en cuenta son las del candidato y no la de su vice.

Las convenciones como la de Tampa ahora, y la de los demócratas después, es una celebración partidaria, ya no es el escenario de antier en donde los jefes políticos negociaban candidaturas tras bambalinas.

La plataforma del partido es el ejercicio ideológico de la base, mientras que las actividades y los oradores son establecidas por la campaña del candidato para unificar un mensaje y una imagen de cara al país. Es usual que el candidato salga de la convención mejor parado en las encuestas.

Esta es la oportunidad para definir la persona de Romney ante los estadounidenses, además de atacar a la administración Obama. Nadie duda de lo malo de la economía, habrá que ver si después de la convención hay más votantes que creen que Mitt Romney es la persona más indicada para hacerse cargo. Con ese resultado, esa será una reunión partidaria exitosa.

Video:

Henrik Rehbinder nos habla en detalle de los objetivos políticos detrás de la Convención Republicana.

Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain