Juan Ochoa quiere cambiar la cara de Cicero

Inmigrante mexicano quiere terminar con “miedo e intimidación” en Cicero.

Juan Ochoa

Juan Ochoa Crédito: Cortesía

Chicago.- El mexicano Juan Ochoa llegó indocumentado a Estados Unidos, sirvió en la Infantería de Marina, fue trabajador social y empresario exitoso y ahora incursiona en la política para cambiar la cara a Cicero, ciudad vecina a Chicago con 87 por ciento de latinos.

Ochoa, de 42 años, enfrenta lo que él denomina “la maquinaria poderosa” del actual presidente del municipio, Larry Dominick, quien ha gobernado durante 7 años y busca la segunda reelección.

“Estoy convencido en mi capacidad para cambiar y mejorar las cosas”, dijo en una entrevista con Efe.

Ochoa recordó “las décadas de mal gobierno” de Cicero, desde los años en que sirvió de refugio al mafioso Al Capone, y prometió poner fin al presente de “nepotismo, corrupción e intimidación”.

El 80 por ciento de los latinos habitantes de Cicero proviene de México, y es con ellos que Ochoa se siente identificado por su pasado de indocumentado que llegó a Chicago a los 8 años de edad procedente de Yuriria, Guanajuato, para reencontrarse con su madre a la que no venía desde hacía dos años y medio.

“Vine sin documentos, como lo han hecho millones de paisanos, y esa realidad profundiza mi responsabilidad, porque sé el sufrimiento que han pasado”, dijo.

“Sé lo que es sentir y pensar que tu mamá no va a regresar del trabajo porque puede ser llevada por Inmigración”, agregó.

Aunque vive en Cicero desde febrero pasado, Ochoa se crió en el barrio mexicano La Villita del suroeste de Chicago, y luego vivió en la vecina ciudad de Berwyn.

“Mi mamá me regaló unos soldaditos de plástico antes de venirse a Chicago, y desde los cinco años soñaba con ser militar”, dijo Ochoa, quien se enroló en la Infantería de Marina de los EE.UU. después de graduarse de la secundaria.

Tuvo su bautismo de fuego durante la Operación Tormenta del Desierto contra Irak (1990-1991), y de regreso pidió la baja para comenzar a trabajar como voluntario en una organización dedicada a talleres de ciudadanía con inmigrantes.

“Lo hice mientras pasaba por el proceso de regularizar mi estatus, porque a pesar de mi pasaje por las fuerzas armadas y la guerra continuaba siendo indocumentado”, dijo.

El trabajo de voluntario, organizando talleres en templos y golpeando puertas, “despertó mi interés por lo social”, que luego de dos años lo vinculó con la Cámara de Comercio Mexicoamericana, donde lo emplearon para buscar oportunidades de contratos para empresarios hispanos.

Recuerda que el presupuesto anual inicial era de 50.000 dólares, “que no alcanzaba para pagar mi sueldo”, pero al cabo de diez años esa organización creció de 52 a 13.000 miembros y se convirtió en la Cámara de Comercio Hispana de Illinois con un presupuesto anual de 2 millones de dólares.

Ochoa se vinculó con comisiones y organizaciones locales y nacionales dedicadas al mejoramiento económico y educativo de los latinos, hasta que fue nombrado por el Gobernador de Illinois para dirigir el Centro de Convenciones McCormick Place y el Navy Pier, el principal centro turístico de Chicago con 8 millones de visitantes anuales.

En ese cargo estuvo tres años y medio, hasta fines de mayo de 2010, cuando renunció para dedicarse a su empresa de relaciones públicas e iniciar una alianza con políticos, líderes comunitarios y de federaciones de oriundos mexicanos que lo introdujo en la disputa por el gobierno de Cicero.

Según Ochoa, este municipio “tiene todo el potencial del mundo”, por su ubicación estratégica en el Medio Oeste, “en medio literalmente de todo, y al lado de Chicago, una de las ciudades más importantes del mundo”.

Sin embargo, la falta de liderazgo de la comunidad latina hace que el gobierno de Cicero no refleje la realidad de una presencia masiva de mexicanos.

“Vivimos algo que no se ve en otra parte del país. La única base de poder la tiene el gobierno, no hay empresarios, grupos comunitarios u organizaciones cívicas con poder. Todo es deliberado para controlar todos los aspectos del pueblo”, dijo Ochoa.

“Eso no es saludable para una democracia como la de EE.UU., que puede no ser perfecta pero es la mejor del mundo”, afirmó.

Cicero solamente fue gobernado por un hispano durante dos años y medio, cuando el mexicoamericano Ramiro González asumió la presidencia en 2002 para completar el mandato de Betty Loren-Maltese, encarcelada por corrupción.

González fue derrotado por Dominick en la elección de 2005, por solamente 150 votos.

Las próximas elecciones serán en febrero de 2013, pero Ochoa ya comenzó a hacer campaña puerta a puerta, con voluntarios que piensan hablar personalmente con por lo menos ocho mil personas que tienen un historial de voto.

Según Ochoa, en las últimas elecciones hubo 10.300 votos entre los 26.000 registrados en Cicero, y para la próxima habrá 21.000 latinos entre los 27.000 registrados para votar.

“Trataremos de ser lo más estratégicos posibles, atacando por correo, radio, televisión y puerta a puerta. Estoy seguro que es la mejor forma de derrotar la maquinaria de Dominick”, afirmó.

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