Balacera no fue por conflictos raciales

Pretenden evitar tensiones raciales entre grupos de Inglewood

Stephanie Venegas con su hijo Nathan frente al altar  para las víctimas. Nathan y el niño fallecido eran compañeros de escuela.

Stephanie Venegas con su hijo Nathan frente al altar para las víctimas. Nathan y el niño fallecido eran compañeros de escuela. Crédito: <copyrite>La Opinión - </copyrite><person>J. Emilio Flores< / person>

Aún no está claro que fue lo que llevó a Desmond Moses a entrar en la casa de una pareja mexicana, Filimon Lamas y Gloria Jiménez, y balacear a ambos y a tres de sus cuatro hijos.

Sin embargo, para evitar posibles confrontaciones, activistas comunitarios latinos y afroamericanos de Inglewood se han unido para aseverar que la tragedia no se debe a animosidad entre ambas comunidades.

En un vecindario de Inglewood, en donde es común encontrar restaurantes de pollo frito, comida mexicana y pupuserías podrían darse tensiones raciales entre estas comunidades que se ven forzadas a convivir por su estado socioeconómico.

“De toda la información que hemos recogido después de hablar con los vecinos nada parece indicar que la balacera se haya dado por conflictos raciales. Por lo menos no hasta este momento”, aseveró Earl Hutchinson, presidente de la Mesa Redonda Urbana de Los Ángeles, un líder afroamericano conocido en el sur de Los Ángeles por su activismo a favor de las comunidades afroamericana y latina.

Hutchinson no oculta su temor de que algunos miembros de la comunidad latina crean que fue un incidente racial y que eso pueda iniciar un nuevo ciclo de violencia entre ambos grupos.

“Nosotros creemos que es muy importante apoyar a la familia no solo porque sucedió aquí en Inglewood, que es nuestra casa, sino para disipar cualquier duda que pueda surgir sobre las tensiones racionales”, agregó Hutchinson, quien recordó que en el pasado sí han habido tensiones raciales.

Él y Pedro Bayes anunciarán hoy una campaña nacional de recolección de fondos para ayudar a la familia a lidiar con los múltiples gastos que les ha ocasionado la tragedia.

Ayer Jiménez emitió un comunicado a través de los portavoces del Hospital UCLA, a donde está siendo atendida, agradeciendo el apoyo que ha tenido por parte de la comunidad. Su hija de siete años aún se encuentra en el Hospital de Niños Mattel de UCLA.

“Quiero agradecer a todas las personas en la comunidad, los empleados de emergencias y a los doctores y enfermeras de CULA por su atención. Es un tiempo muy triste para nuestra familia, pero apreciamos sus palabras de apoyo”, dijo Jiménez a través d el documento. Según el comunicado, ambas se están recuperando mientras siguen internadas en el hospital.

Un amigo cercano de Lamas, Antonio Cano, acudió ayer al altar frente a la humilde casa que aún tiene al frente un triciclo, una casa de muñecas de tres pisos y dos pistolas de juguetes multicolor. Al estar allí no pudo evitar que se le salieran las lágrimas mientras veí a el altar y los escombros del incendio que quedaron en la parte trasera de la propiedad.

“Filomeno era un buen muchacho, un buen esposo, un buen padre, un hombre trabajador sin vicios que amaba a su familia. Yo veía como amaba a su familia”, dijo Cano, secándose las lágrimas.

Lamas resguardó de las balas a dos de sus hijos mientras su esposa salía de la casa con heridas de bala en ambas piernas tratando de salvar a su hijo de cuatro años, que fue balaceado y que murió posteriormente en el hospital.

La Policía de Inglewood continúa investigando los motivos que llevaron a Moses a entrar en la residencia a las 4 a.m. del 20 de octubre y abrir fuego en contra de esta familia. Algunos vecinos consideran que se pudo deber a que Moses creía que la pareja tenía relación con el proceso de evicción en su contra.

Moses vivió 17 años en la unidad de la parte trasera del complejo de apartamentos, mientras que la familia Lamas Jiménez ocupó ocho años la vivienda que daba directamente a la calle 99, muy cerca de la avenida Inglewood.

Una mujer que conocía la familia, Judy Castellanos, le dijo al diario Los Angeles Times que el sospechoso era un solitario y que no permitía que nadie mirara dentro de su casa. “Le habían solicitado que desalojara la vivienda a fines de este mes”, dijo. Después del tiroteo, la policía evacuó unas 15 casas cercanas para buscar a Moses mientras los bomberos e investigadores examinaban el bungalow de Moses para determinar si había regresado luego del tiroteo. Según las primeras investigaciones, el sospechoso prendió primero fuego a la casa de la familia y después tuvo lugar la balacera.

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