No hay que vaciar el mar con una cesta

Algunas batallas se pelean y se ganan. Otras nunca terminan …como las de la dignidad, el respeto y el reconocimiento de nuestra humanidad, ya sea como minorías étnicas o raciales, género y preferencia sexual.

A veces, con el pasar del tiempo, nos cansamos y nos damos cuenta que nunca vamos a vaciar el océano con una cesta. O la madurez nos ayuda a no dejar que cualquier cosa nos ponga mal de los nervios y nos volvemos más selectivos antes de desplegar nuestra ira.

En estos días varias ofensas a los latinos han tomado bastante espacio en las discusiones que se llevan a cabo en los medios sociales.

Algunas son tontas y en realidad no tienen importancia, como las chicas de una sororidad de la Universidad de Pensilvania que se disfrazaron de mexicanas con poncho y bigotes para una fiesta. En la foto que colgaron en Facebook, dos de ellas sostienen letreros que hacen referencia a cortar el césped y fumar marihuana.

Este tipo de ignorancia y estupidez adolescente a mi hace tiempo que dejó de subirme la bilirrubina. No vale la pena perder el tiempo con eso.

El otro caso ocurre en Puerto Rico, donde se ha hecho un llamado a boicotear el programa de televisión SuperXclusivo de WAPA-TV y a sus patrocinadores. La razón es La Comay, que no es siquiera una persona de carne y hueso, si no una marioneta chismosa que habla mal de todo el mundo, especialmente de los homosexuales.

Esto si me parece bien. Muchas veces nos quejamos de cualquier ofensa que provenga de los no-latinos, pero cuando se trata de nuestra propia gente, nos hacemos de oídos sordos. La radio y televisión en español, así como los cómicos latinos, a menudo pecan de vulgaridad y en muchas ocasiones utilizan más estereotipos que cualquier ignorante no-latino.

La limpieza debe empezar por casa y este es un buen escobazo. Ojalá que La Comay (voz de su creador Kobbo Santarrosa) aprendan a comportarse con más clase y aprendan que no hay que ser vulgar o insultante para hacer reír a la gente.

La tercera y más importante de las quejas recientes es la de la escasez de latinos en los prestigiosos premios Kennedy Center Honors, que fueron otorgados la semana pasada en una ceremonia con el Presidente Obama. Desde que se estableció este premio en 1978 para honrar artistas por su logros de toda una carrera y su contribución a la cultura norteamericana –lo que llaman lifetime awards—solo dos hispanos lo han recibido: Plácido Domingo en el 2000 y Chita Rivera en el 2002.

Creo que es bueno recordar a los jueces del Kennedy Center que consideren a artistas minoritarios, pero lo cierto es que, debido a que por años nuestros artistas han sido excluidos o ignorados del gran escenario, la lista de candidatos es bastante corta. Para algunos, como las leyendas Desi Arnaz y Ricardo Montalban, ya es muy tarde. Ambos murieron bastantes años después de establecerse el premio del Kennedy Center.

En vez de llorar sobre mojado, sería bueno apoyar, para el año que viene, dos o tres de las más importantes figuras que merecen ese premio por su larga trayectoria, como los actores Rita Moreno y Martin Sheen. Pero primero en la lista yo pondría, por su edad, al argentino Lalo Schifrin, compositor, pianista de jazz y conductor, autor de docenas de temas musicales para cintas cinematográficas, ganador de cuatro Grammys y nominado para seis Oscares. Usted sabe quién es: el compositor de los temas de las películas Mission Impossible, Bullitt, Dirty Harry y Rush Hour, entre muchas otras.

doloresprida@aol.com

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