Saúl Hernández también ruge sin Jaguares

Con un concierto íntimo, el cantante mexicano cautivó a su público de San Francisco.

Saúl Hernández ofreció a sus seguidores de San Francisco un concierto íntimo lleno de sensibilidad.

Saúl Hernández ofreció a sus seguidores de San Francisco un concierto íntimo lleno de sensibilidad. Crédito: Katia Fuentes / El Mensajero

SAN FRANCISCO.— Conciertos íntimos de los grandes ídolos en pequeños escenarios, como la histórica y bien respetada sala de conciertos Great American Music Hall no se dan muy a menudo. Tal fue el caso de la presentación que Saúl Hernández, líder de las bandas Caifanes y Jaguares, ofreció el pasado 6 de diciembre a sus fieles aliados.

Para las docenas de personas que se enteraron de la cita con el ‘dios oculto’ fue evidente el placer de percibirlo tan cerca y sin tumultos, en un teatro con exquisita acústica y columnas doradas.

Cada una de las rolas que el rockero mexicano interpretó, desde las de antaño de Caifanes hasta las nuevas de su álbum Remando, eran coreadas con pasión por todos. La poesía entre canción y canción que Saúl leyó de su libreta, contando la historia detrás de cada composición, añadió un toque de magia a la relación entre el artista y el público.

El show comenzó con él y su guitarra acústica iluminados por una diminuta luz blanca. Sentado en un banco, con la profundidad de su estilo, Saúl interpretó rolas clásicas como Viento y otras de su nueva producción.

Poco a poco el público fue cautivado por los poderes sensoriales de su música y de sus palabras, y ambos entraron lentamente en trance. Cuando Saúl cambió su guitarra acústica por la eléctrica salieron sus músicos acompañantes y entonces el rock comenzó. El público no cesó de cantar y bailar durante las dos horas de concierto. De los temas más prendidos destacaron Quisiera ser alcohol, Molecular, La vida no es igual, El animal (canción en la que Saúl se lució tocando la guitarra), Jardines y La célula que explota. Por supuesto, Será mañana, de su álbum individual, estuvo dedicada a todos los inmigrantes latinos en este país.

Los miembros de Caifanes y Jaguares no fueron indispensables para que Saúl y sus músicos transformaran las mentes de sus aliados. “Saúl es el mismo y trae el mismo concepto porque las rolas son de él y todo está dentro de su misma línea”, aseguró Yvette, una de sus fans que asistió al concierto.

Los tres jóvenes que lo acompañan, además de emitir una energía fresca y bien alegre, son extraordinarios músicos. En la guitarra Bernardo Romo, en la batería Gustavo Nandayapa y en el bajo Marco Rentería (miembro de Jaguares) contribuyeron para que el concierto íntimo fuera un agasajo. “Él mismo es un gran guitarrista”, añadió Yvette refiriéndose a Hernández.

En entrevista previa al show que formó parte de su gira como compositor, Saúl dijo que su álbum individual, Remando, nació de la ilusión de estar más en contacto consigo mismo y de la misma inquietud que tenía por cantar en un escenario a los 14 años.

“Afortunadamente, el Saúl de 14 años y el de 48 se encontraron. Trabajé con un concepto sónico muy diferente a lo que he trabajado, es un disco muy de madera en cierto sentido. Va explorando fusiones latinas de una manera mucho más directa”, describió.

Los presentes el pasado 6 de diciembre fueron afortunados de haber sido parte de esa ilusión y del concierto íntimo que Saúl Hernández ofreció a la raza de San Francisco.

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