Para millones de personas el mundo se acaba en 72 horas

Y aunque los gobiernos, los mayas e incluso la NASA lo han desmentido, no hay quien convenza a estos seres humanos de tomar medidas que les permitan sobrevivir en caso de una catástrofe

Con imágenes como esta los usuarios de internet bromean sobre las profecías del fin del mundo.

Con imágenes como esta los usuarios de internet bromean sobre las profecías del fin del mundo. Crédito: web

Desde todas partes del mundo se reporta que hay personas preparándose para el fin del mundo que, según interpretan, será este viernes 21 de acuerdo con el calendario maya.

Y aunque los gobiernos, los descendientes de los mayas y la NASA lo han desmentido hasta la saciedad e incluso se publicó un informe donde se estima que el final del planeta Tierra podría ser en 4,000 millones de años, los creyentes no se muestran convencidos y siguen adquiriendo productos para sobrevivir en caso de una debacle.

Entre quienes tomaban medidas se encontraba Nancy Lanza, madre del presunto autor de la masacre en la escuela Sandy Hook, en Newtown, Connecticut. De acuerdo con Marsha Lanza, su cuñada, la mujer que también fue asesinada por su hijo el viernes, se pasaba preparándose para cuando “ocurriera lo peor”.

Marsha Lanza contó que recientemente habían visitado a Nancy y a Adam Lanza y que la mujer le había preguntado si se estaba preparando para cuando la economía de Estados Unidos colapsara. Según la cuñada, Nancy Lanza guardaba alimentos no perecederos y había adquirido armas, en caso de que tuvieran que defenderse.

Aunque para Nancy Lanza el fin llegó antes, de forma trágica e inesperada, hay otros millones de residentes de Estados Unidos, como Niko Sánchez, que siguen alistándose para este viernes 21.

Sánchez, veterano de la guerra de 1991, compró en días recientes una nueva máscara antigases y un machete en la tienda de artículos de sobrevivencia Van, en San Diego. Dijo que se ha documentado y lo que a su parecer ocurrirá este mes no será el fin el mundo, sino una calamidad que afectará a muchos y según sus cálculos generará grandes desórdenes.

Añadió que ya tiene en su casa alimentos imperecederos, botiquines, equipos de emergencia y un auto que “semiblindó” de alguna manera.

Al igual que este veterano, son muchos los que creen que tal vez el mundo no se desintegrará, pero que sí ocurrirá algo extremadamente terrible. Estos últimos, llamados los “preparacionistas”, tienen hasta su “reality show” en el canal de National Geographic, y vinculan sus expectativas con el calendario maya y el 21 de diciembre.

En NYC sacan provecho al supuesto fin del 2012

La red Piedmont Virginia Preppers explica en su portal que las catástrofes pueden ir desde “WWL”, la sigla en inglés para un mundo sin leyes tras la debacle social y económica, hasta TEOTWAWKI, o “el fin del mundo tal como lo conocemos”, el apocalipsis.

En medio puede ocurrir un SHTF -sigla que corresponde, literalmente, a “la mierd… salpica desde el ventilador”- que es algún desastre de carácter regional como un huracán, una gran inundación, o disturbios y motines.

Los “preparacionistas” que esperan un descalabro del gobierno y las instituciones sociales acumulan alimentos, medicamentos, herramientas, linternas, baterías y, por supuesto, armas y municiones. Los que esperan un colapso económico y financiero acaparan monedas de oro, compran tierras, fertilizante, semillas.

Dentro del movimiento es posible encontrar políticos, como el legislador Roscoe Bartlett. “Hay numerosos acontecimientos que podrían crear una situación en las ciudades donde las revueltas civiles son muy probables”, dijo al diario The Washington Post el representante republicano en la asamblea legislativa del Estado de Maryland.

Bartlett, científico, ingeniero y granjero, tiene su propia cabaña en los bosques de Virginia Occidental, donde tiene generadores de electricidad, alacenas con alimentos y medicamentos.

“La sociedad es frágil y algo ocurrirá”, dijo al canal FOX8 de Cleveland (Ohio) Tom Laskowski, quien dirige una “escuela de supervivencia” en Seven Hills llamada “Destrezas nativas del Medio oeste”.

“Hay gente preocupada por lo que pueda ocurrir, aunque nadie sabe qué ocurrirá”, añadió Laskoski quien recomienda que los preocupados almacenen comida y agua para sustentarse por unos tres a seis meses.

El temor al cataclismo ha resultado un buen negocio para las tiendas de armas, equipos de campamento y alimentos enlatados, al igual que para pequeñas empresas como Practical Preppers, de Carolina del Sur, especializada en la construcción de refugios subterráneos y el “asesoramiento en seguridad”, que es básicamente el consejo para la compra de armas.

Uno de los socios de la firma es Scott Hunt, un ingeniero y expastor de una congregación cristiana independiente, que describe su función como “la labor aburrida de la infraestructura”, y el otro es David Kobler, veterano del Ejército con experiencia en el combate urbano en Irak.

Los que, por sus creencias religiosas, esperan el fin del mundo, guardan todo lo mencionado sin que expliquen muy bien con qué propósito, dado que todo habrá terminado. Los agentes del apocalipsis, según este sector de preocupados, incluyen una supertormenta solar, el impacto de un meteorito gigante y la subida de los niveles del mar.

Son estos últimos quienes han motivado a artistas en internet a crear imágenes en las cuales bromean con las mil y una formas en las cuales el mundo alegadamente terminará.

Las noticias sobre chinos que venden todas sus pertenencias, vacían los supermercados haciendo acopio de ciertos productos “salvadores” o en cambio ofrecen remedios para sobrevivir al fin del mundo se multiplican a medida que se acerca el 21 de diciembre.

Aunque los científicos insisten en que al planeta aún le quedan miles de millones de años de existencia -los que tarde el Sol en convertirse en supernova, quizá- algunos en China están convencidos de que el final del calendario maya, de 5,125 años, va asociado a un gran cataclismo, y han respondido de diversas formas a esos miedos.

En varias ciudades de todo el territorio chino, por ejemplo, se han agotado las velas, ante rumores que circulan por internet y otros canales según los cuales el 21 de diciembre reinará la oscuridad total, como parte del fin de los tiempos.

Venden arcas en $800 mil

También ha habido varios casos de personas que han dejado su trabajo o se han deshecho de sus pertenencias para recibir con austeridad la llegada del gran cataclismo, caso de una ingeniera jubilada de 54 años que, pese a la oposición de su marido, vendió su vivienda y donó lo obtenido a la caridad, en Nankín.

Otros se han afanado en diseñar artefactos que les puedan salvar del apocalipsis, como un padre de familia en Hebei que ha construido, tras meses de esfuerzos y una millonaria inversión, una esférica “arca” hueca de acero que en su interior puede transportar a 14 personas y resistir los embates de un tsunami o terremoto.

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