MAOF está celebrando sus cincuenta años

Hace más de cincuenta años Dionicio Morales, joven méxicoamericano, fue víctima de discriminación y además testigo de ese maltrato hacia sus compatriotas de origen latino. Es por ello que decidió tomar cartas en el asunto, estableciendo una fundación para ayudarlos a mejorar sus vidas y luchar contra las barreras de la discriminación social.

“En esa época, cuando él (Morales) era joven, comenzó a ver que la discriminación contra los méxicoamericanos era la misma experiencia de los afroamericanos”, dijo Martin Castro, presidente y director ejecutivo de la Fundación de Oportunidades Méxicoamericanas (MAOF), refiriéndose a su fundador, Dionicio Morales.

Castro añadió que la experiencia de Morales como supervisor de trabajo en los campos donde los mexicanos se desempeñaban como recolectores le permitió observar las malas condiciones bajos las cuales laboraban. Eso lo llevó a pensar que “era necesario cambiar esta sociedad y proveer otro vehículo para la gente méxicoamericana en California, en Los Ángeles, con oportunidades de servicios sociales, servicios humanos, para lograr una vida de más alta calidad”, dijo Castro.

Esa visión fue lo que motivó a Dionicio Morales a establecer la fundación el 7 de febrero de 1963 porque, desde hacía muchos años, Morales “había tenido la visión de que los mexicanos necesitaban una organización que luche por ellos, que ofrezca servicios y avenidas de cómo elevar su calidad de vida”, añadió Castro.

Morales, cuyos padres mexicanos se dedicaban a las labores del campo, nació en Yuma, Arizona, en 1918 y falleció el 24 de septiembre de 2008. Con el establecimiento de MAOF trabajó incansablemente para llevar a sus compatriotas de origen mexicano todas las oportunidades posibles para mejorar sus vidas y valor en la sociedad, llegando a convertirse en una de las organizaciones sin fines de lucro más grande del país.

De acuerdo con Castro, los servicios de MAOF han variado bastante en los últimos 50 años, ya que comenzaron con programas de entrenamiento a los trabajadores, con un subsidio de un millón de dólares otorgado por el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos. Sin embargo, al ver que las mujeres comenzaban a ingresar a la fuerza laboral, a comienzos de los 70, Morales pensó en una forma de ayudarlas a cuidar de sus hijos mientras ellas se iban a trabajar, iniciando los servicios de guardería.

Desde entonces, los servicios de guardería se han extendido a programas de educación temprana para niños de 3 a 5 años, que los prepara para ingresar al kínder. Se han añadido programas de entrenamiento para jóvenes con las destrezas necesarias, tales como computación y conocimientos de oficina, que los capaciten para ingresar al mercado laboral y se han extendido lo servicios a personas de la tercera edad proporcionándoles ayuda para tramites tales como la solicitación del seguro social, Medical y otros servicios para los cuales no cuentan con la asesoría necesaria debido a su edad.

El año pasado comenzaron a expandir sus programas a Nevada y Nuevo México, con talleres financieros ofrecidos en Las Vegas y Albuquerque.

Sin embargo, la recesión ha golpeado también a la fundación, obligándola a cerrar uno de sus 38 centros de atención infantil que tiene en California, dejando sin servicios a casi 600 niños, además de despedir a más 200 empleados.

En los últimos cuatro años su presupuesto se ha reducido de 80 a 60 millones de dólares, de los cuales el 90 por ciento se dedica a la educación preescolar. Pero existe la esperanza de que este año reciban los fondos necesarios para mantener abiertos los programas que ya tienen.

A pesar de los obstáculos económicos que han enfrentado, Castro señala que la fundación ha mantenido el legado de Morales, “con la visión que nos dio a todos nosotros porque la necesidad en California es inmensa”dijo.