Casa Guerrero de Long Beach sigue sin operar

La Casa Guerrero ayuda a los guerrerenses a obtener actas de nacimiento, cartas de identidad, pasaportes o matrículas consulares

Activistas no están satisfechos con los dirigentes de la Casa Guerrero.

Activistas no están satisfechos con los dirigentes de la Casa Guerrero. Crédito: Ciro Cesar / La Opinión

Hoy seguía sin operar Casa Guerrero de Los Ángeles debido al conflicto entre el gobierno de ese estado mexicano y varias organizaciones de oriundos, que reclaman por la falta de servicios y una supuesta imposición del siguiente titular del organismo.

El sábado pasado, dirigentes de distintos clubes de guerrerenses en el Sur de California se reunieron con un enviado de la Secretaría de los Migrantes y Asuntos Internacionales de aquella entidad para tratar de elegir a los candidatos a dirigir la oficina, pero el encuentro terminó sin acuerdos.

Los inconformes aseguran que la administración del gobernador Ángel Aguirre Rivero ya tiene designado al próximo encargado de la casa, un burócrata que jamás ha vivido en Estados Unidos, y temen que sus propuestas sean ignoradas.

Por tal razón, han decidido no entregar las instalaciones, que tomaron desde el viernes, ni permitir que asuma un interino enviado desde Chilpancingo.

“No respetaron nada. Quieren imponer a esta persona”, dijo Wilber Galán, ahora exdirector de Casa Guerrero, refiriéndose a Yolanda Pineda, exregidora de la Tierra Caliente y quien, según él y otros activistas, ya ha sido elegida para ocupar el cargo.

Desde hace más de una semana, por falta de internet, la oficina no ha expedido actas de nacimiento, ni cartas de identidad, metiendo en un aprieto a los guerrerenses que las necesitan para obtener pasaportes o matrículas consulares, o que tienen procesos migratorios en curso.

Galán teme que dichos trámites sigan cancelados por varios días, ya que sólo una persona autorizada por el gobierno de Guerrero por puede otorgar los documentos.

Guadalupe Polanco, de Copala, fue una de las afectadas. Ella necesitaba un certificado de nacimiento para renovar su pasaporte mexicano y tuvo que viajar hasta Tijuana por uno que tenía su hija. “Me fui manejando con el aguacero, qué tal si me mato”, manifestó.

La Opinión trató de contactar a Netzahualcóyotl Bustamante, titular de la Secretaría de los Migrantes, pero éste no respondió los mensajes.

En su representación, la subsecretaria Amalia Morales, dijo el viernes que la dependencia no quiere cerrar Casa Guerrero, ni imponer al siguiente director. La falta de pago del alquiler, el internet y la electricidad, explicó, se debió a un proceso cotidiano por el cambio de directiva de la casa.

Pero Galán lo toma como un método de presión para echarlo de la oficina, que él fundó.

La principal petición de los activistas es tener el poder de elegir a sus representantes, como lo hacen sus paisanos en Chicago, quienes cada dos años nombran a un director de su propia membrecía.

“Nosotros somos independientes, nada tenemos que ver con el gobierno de Guerrero”, recalcó Eleuterio Fernández, dirigente de la Federación de Guerrerenses Radicados en Chicago.

Casa Guerrero, ubicada en Long Beach, opera con un presupuesto mensual de $4,000.

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