Sirios suníes atacan a Jezbolá

La mayor ofensiva trasfronteriza contra un bastión de ese grupo chií

Varios manifestantes, ataviados con banderas sirias, cuando  participaban en una manifestación contra Al Asad, en Ginebra, Suiza.

Varios manifestantes, ataviados con banderas sirias, cuando participaban en una manifestación contra Al Asad, en Ginebra, Suiza. Crédito: EFE

BEIRUT, Líbano.— Dieciséis cohetes y andanadas de morteros provenientes de Siria hicieron impacto en el Líbano ayer sábado, en la mayor ofensiva trasfronteriza contra un bastión de Jezbolá desde que los rebeldes sirios amenazaron tomar represalias por el apoyo armado del grupo miliciano al presidente sirio Bashar al Assad.

Los cohetes cayeron en la región de Baalbek, en un indicio de que la guerra civil siria sigue desestabilizando el Líbano. El viernes, el parlamento libanés decidió aplazar en 17 meses las elecciones generales, originalmente programadas para junio, debido al deterioro de la seguridad en la nación.

En Catar, un influyente clérigo musulmán suní cuyo programa televisivo es presenciado por millones de personas en la región, avivó las llamas sectarias encendidas por la chispa del conflicto sirio e instó a todos los suníes a sumarse a la lucha contra Assad.

“Exhortó a los musulmanes por doquier a contribuir a que sus hermanos sean victoriosos”, dijo Yusuf al Qaradawi en su sermón del viernes en la capital catarí de Doha. “Si yo tuviera la habilidad iría para pelear con ellos”.

“Todos los que tienen la capacidad y entrenamiento para matar… deben ir”, exhortó Al Qaradawi, que es octogenario. “No podemos pedir a nuestros hermanos que mueran mientras nosotros miramos”.

En una manifestación en favor de los rebeldes sirios, poco después el mismo viernes, denunció a la secta alauí de Assad, un desprendimiento del islamismo chií, como “más infiel que cristianos y judíos”, y a Jezbolá, chií, “el partido del demonio”.

Agregó que ya no hay nada en común entre chiíes y suníes y afirmó que Irán, chií, viejo aliado de Siria que ha suministrado dinero y armas al régimen sirio, trata de “devorar” a los suníes.

El conflicto sirio, ahora en su tercer año, se ha intensificado de levantamiento local a guerra civil.

Los rebeldes sirios, predominantemente suníes, respaldados por los estados suníes Arabia Saudí, Catar y Turquía, combaten a un régimen que depende del apoyo de alauíes, chiíes y cristianos dentro de Siria, y que recibe ayuda de Irán y Jezbolá. El conflicto sirio también es parte de una batalla más amplia entre Arabia saudí e Irán en busca de influencia regional.

Combatientes suníes de Irak y el Líbano han entrado en Siria para ayudar a los rebeldes, mientras que chiíes de Irak se han sumado a las filas del régimen.

Las tensiones sectarias se intensificaron cuando Jezbolá se sumó a mediados de mayo a una ofensiva del régimen contra la ciudad de Qusair, controlada por los rebeldes, a 10 kilómetros (6 millas) del Líbano. La ciudad se ha convertido en uno de los focos militares y políticos del conflicto, y crece la preocupación internacional por los civiles que se cree quedaron atrapados allí entre dos fuegos.

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