Hacer de muchos uno

El presidente Barack Obama ha 'hecho de la reforma migratoria integral una de sus principales prioridades', según el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.

El presidente Barack Obama ha 'hecho de la reforma migratoria integral una de sus principales prioridades', según el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney. Crédito: AP

Inmigración

El Senado federal dio un paso histórico hacia la reforma del sistema de inmigración para beneficiar tanto a los estadounidenses nativos como a los nacidos en el extranjero y la Cámara de Representantes debería rápidamente hacer lo propio.

El proyecto de ley aprobada en el Senado ofrece un camino hacia la ciudadanía para los 11 millones de inmigrantes indocumentados que actualmente viven en los Estados Unidos y contiene propuestas para garantizar que los niños que son inmigrantes o cuyos padres son inmigrantes puedan ir a la escuela sin temor, promueve mejores empleos y mejores salarios —para todos los trabajadores, y refuerza nuestras fronteras.

La propuesta de ley ayudaría a detener la separación trágica de las familias quienes han trabajado duro para contribuir a su nueva tierra y tener una vida mejor para sus seres queridos. Esto incluye el Proyecto de Ley DREAM, el cual daría a los estudiantes que vinieron a este país durante la infancia la oportunidad de obtener un título universitario o servicio militar. Un análisis de la Oficina de Presupuesto del Congreso determinó que la reforma migratoria disminuiría los déficits federales por $197 mil millones en una década de transición, con reducciones mayores en los años subsiguientes. Pero se han puesto numerosas barreras, detonantes y trampas para hacer descarrilar estas reformas.

La esencia de Estados Unidos ha sido formada por inmigrantes —por aquellos que fundaron las primeras colonias y los que han seguido desde entonces. La inmigración es una parte integral de la identidad estadounidense, nuestra vitalidad y nuestra fuerza.

Si los opositores de la reforma migratoria se salen con la suya, los inmigrantes indocumentados se quedarían como lo están ahora – en las sombras. Ellos permanecerán vulnerables a los malos tratos y la explotación por empleadores inescrupulosos. Se les denegará las oportunidades para mejorar sus circunstancias y contribuir plenamente a la sociedad. Y la economía sumergida que hace bajar los salarios de los trabajadores extranjeros y nativos por igual continuará.

¿Y qué pasa con el costo humano de nuestro sistema roto de inmigración?

Marco Antonio Quiroga se graduó en primer lugar de su clase de secundaria (preparatoria) y a pesar de muchos obstáculos, obtuvo su licenciatura de Ciencias en bioquímica. Aun así, Marco sentía que sus sueños de asistir a la escuela de medicina y llegar a ser un cirujano —o incluso usar su título— estaban fuera de su alcance. Marco, quien vino a este país a la edad de 2 años recientemente escribió: “Mi familia y yo somos estadounidenses en todos los sentidos, excepto uno…en papel”.

Montserrat Garibay, una educadora de la primera infancia en Austin, Texas, ve el impacto en los niños y familias con una frecuencia desgarradora. Uno de sus estudiantes dejó de asistir a la escuela porque su padre fue detenido en espera de la deportación —y con él las llaves del carro que su esposa necesitaba para llegar al trabajo y llevar a su hijo a la escuela. A Montserrat se le salen las lágrimas cuando relata cómo la madre se preguntaba cómo podría decirle a su hijo que su padre no regresaría a casa.

Las políticas actuales y las leyes que gobiernan la inmigración y los trabajadores indocumentados mantienen a los trabajadores en las sombras, separan desgarradoramente a las familias, causan un temor desmedido y legalizan y sistematizan la opresión. Tales políticas no tienen lugar en una sociedad civilizada.

Como muchos estadounidenses, mis abuelos no nacieron en los Estados Unidos. Ellos se sacrificaron mucho para llegar a su amada patria adoptiva y trabajaron duro una vez aquí. Otros inmigrantes merecen la misma oportunidad. Necesitamos políticas sólidas con relación a quien debe ingresar, vivir y trabajar en los Estados Unidos. Y todas esas políticas deben reflejar oportunidad, igualdad y el resto de los otros valores fundamentales que personifican el gran lema de nuestro país: “E pluribus unum” – de muchos, uno.

Randi Weingarten es la presidenta de la Federación de Maestros de los EE.UU, (AFT)

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