Los Angels: sin margen de error

Fallas en casa y alto nivel de rivales dejan al equipo en una situación límite

Mike Scioscia, mánager de los Angels, observa  una práctica de bateo de su equipo, que hoy recibe a los Atléticos de Oakland.

Mike Scioscia, mánager de los Angels, observa una práctica de bateo de su equipo, que hoy recibe a los Atléticos de Oakland. Crédito: AP

Mike Scioscia juega con lo que le dieron y pierde con lo que tiene.

Arma, como otros años, a unos Angels para ganar, pero entre los errores repetidos a la hora de decidir sobre contratos clave y las malas decisiones, ya directamente sobre nombres de jugadores para sumar al equipo, la temporada se va al traste, y con medio calendario recorrido ya son pocos los que dan algo por el equipo rojo de Los Ángeles.

Con los números ya puestos en el cierre de la campaña anterior no parecía complicado el diagnóstico de los males. Era un tema de identificar fortalezas y definir puntos críticos para plantear soluciones.

De entre todo, había tres asuntos esenciales.

El primero era que los Angels habían sido el mejor equipo de la Liga al bate (.274), luego las prioridades no pasaban por hacer grandes gastos en ese apartado.

El segundo elemento crítico y que le costó todo a Angels, fue el pobrísimo papel del cuerpo de relevistas, que botó 22 juegos que le confiaron sus compañeros y que fue el peor de todos en el beisbol y era allí donde había que invertir para dar fortaleza a un grupo arrollado por los malos números y con poca moral para intentar grandes cosas.

El tercer punto, fundamental, era reconstruir la rotación abridora que tenía en Jered Weaver (20-5), CJ Wilson (13-10), Zack Greinke (6-2). Dan Harem (12-13) y Ervin Santana (9-13).

Wilson y Weaver tenían contratos en firme, Santana su ciclo cumplido y estaba de salida, pero Harem y Greinke eran agentes libres y había que negociar con ellos.

Era tema puntual en la agenda del gerente general Jerry Dipoto y, supone cualquiera, en las preocupaciones de Mike Scioscia.

Pero no se resolvió así y Harem se fue a Washington sin que nadie lo extrañara, aunque se llevaba en su maleta 28 juegos ganados en dos campañas en las que había lanzado 410 entradas. Parecía obvio que si salía Harem era porque llegaba un mejor pitcher.

Pero no pasó nada y lo único nuevo fue que tampoco negociaron con Greinke, uno de los mejores lanzadores, dueño de un Cy Young y con cinco años con victorias en doble dígito.

Igual, fanáticos y obervadores seguían esperando momentos clave del mercado para ver los nuevos lanzadores en la rotación de Angels.

No llegaron nuevos lanzadores, pero llegó Josh Hamilton, un pelotero extraordinario con un año 2012 portentoso: .285, 43 jonrones y 128 producidas, pero que no era una necesidad en el equipo.

Luego quedó la sensación, conocido el acuerdo con Hamilton, que el dinero para fimar a Greinke, se lo dieron al jardinero que llegaba de Texas.

Hamilton firmó por 133 millones y 5 años el 14 de diciembre y Zack Greinke por 147 y 6 años, tres días antes con Dodgers. Claro, tenían el dinero, pero no pudieron con el negocio.

Entonces llegaron Joe Blanton, Jason Vargas y Tommy Hanson para ponerse las botas de Harem, Santana y Greinke.

El balance de esta comparación explica, en buena parte, la situación del equipo.

De los tres, Vargas ha respondido decentemente y con 6-4 puede hacer los números de Harem.

Lo de Blanton es francamente lamentable. Es la historia de un lanzador que en junio no había ganado un juego, estaba 0-9 y seguía en la rotación del equipo. Ahora tiene 2-12 y en los pasillos de Angels se hablaba de que Scioscia lo ponía porque no tenía más.

Y Hanson, lesionado, tiene 4-2 en 9 salidas.

Así de crítico es todo, pero alguien podrá decir que es la lesión de Weaver lo que ha dañado a Angels.

El flaco as de los rojos de Anaheim, tiene 3-5 en 11 salidas y en condiciones normales habría ganado 5 juegos más y entonces en un universo perfecto Angels (44-49) estaría (47-47) y miraría con más optimismo su futuro. Como lo hicieron los Dodgers que en el descanso del Juego de Estrellas pusieron 47-47.

Error, grave error.

Los Dodgers acortaron distancia, no tanto porque jugaron bien, remolcados por Yasiel Puig, sino porque la débil División Oeste de la Nacional lo permite.

Angels no podrán hacer lo mismo, porque Atléticos y Rangers juegan a un nivel muy alto, luego también porque la diferencia de 11 juegos con la punta se ve enorme, pero especialmente porque es un equipo inconsistente que igual suma 5 victorias o 5 derrotas en serie frente a cuaquiera.

Cuestan caro los errores y por eso a un equipo que, con el cuarto presupuesto de las Grandes Ligas, tendría que estar peleando para ganarlo todo, le quedan tan pocas esperanzas que ya en cuestión de tres semanas podrían plantearse el entrenamiento de primavera de la temporada que viene.

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