La guerra en Siria debe terminar

Foto satelital de Alepo, la ciudad más grande de Siria, en la que se pueden apreciar algunas áreas devastadas por la guerra.

Foto satelital de Alepo, la ciudad más grande de Siria, en la que se pueden apreciar algunas áreas devastadas por la guerra. Crédito: AP

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Sun Tzu, estratega militar chino (544–496 a.C), escribió uno de los libros más influyentes sobre la guerra. En su libro seminal El Arte de la Guerra nos dice: “Nunca hubo un momento en que un país se benefició de una guerra prolongada”.

La guerra civil en Siria ya pasó los dos años y no existe un indicio de su término. Por el contrario, a medida que va pasando el tiempo y a medida que sus vecinos, junto con los Estados Unidos, no faciliten una zona de no-vuelo sobre suelo sirio, la fuerza aérea de Bashar al Assad seguirá bombardeando sin discriminación en territorios dominados por los rebeldes.

De acuerdo a recientes datos, existen más de 1,500,000 sirios refugiados en los países vecinos de Turquía, Líbano y Jordania. La mitad de esta gente son niños adolecentes menores de 18 años.

Los efectos de la guerra también son sobrecogedores en el terreno económico. Durante los dos años de pugnas bélicas, se estima que Siria perdió entre 60,000 y 80,000 millones de dólares. Los precios de los productos alimenticios se incrementaron notablemente durante los últimos meses y los niveles de inflación se han mantenido a la alza.

Mientras los rebeldes y los militares del Gobierno de Bashar al Assad miden sus fuerzas y tratan de tomar ventajas, militantes del grupo Al Qaeda, provenientes de Irak, han emprendido la marcha de ocupar territorios —en la frontera Irak-Siria— originalmente liberados por los rebeldes.

Ante este escenario de nuevos actores en la guerra, cuál es la mejor estrategia a seguir por parte del gobierno norteamericano.

El Gobierno de Barack Obama no puede incurrir en el mismo error que cometieron sus predecesores en Afganistán durante la década de 1980. Con el afán de debilitar la invasión soviética y remover a sus fuerzas militares de Afganistán, la Administración Reagan facilitó apoyo a guerrilleros fundamentalistas afganos (mujahidines) sin medir consecuencias.

Se estima que en la operación conocida como “Ciclón”, el Gobierno de Reagan gastó alrededor de 20,000 millones de dólares para proveer entrenamiento a los rebeldes mujahidines en la frontera de Paquistán. La ex Unión Soviética fue derrotada, pero Afganistán se convirtió en una zona dominada por los talibanes y el grupo Al Qaeda.

Con la llegada de John Kerry como secretario de Estado, los rebeldes de Siria se han beneficiado de una política que les ha permitido recibir ayuda logística y militar norteamericana. Esta ayuda llegó justo en el momento en que las fuerzas militares de Al Assad mostraban una ofensiva incontrolable.

Hoy el conflicto en Siria está nuevamente a favor de los rebeldes. La ayuda militar y logística estadounidense ha sido muy importante, pero no es suficiente. Es necesario que Estados Unidos y la OTAN promuevan una resolución de no-vuelo para no solo terminar con la dictadura de Al Assad, sino también para detener la insurgencia incipiente de grupos terroristas.

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