¿Qué pasa con los maestros?

Deberia saberse quién financia las protestas de los educadores mexicanos

Unos mil maestros protestan el 1 de octubre de 2013, contra una reforma educativa bloqueando calles de acceso al aeropuerto internacional de Ciudad de México.

Unos mil maestros protestan el 1 de octubre de 2013, contra una reforma educativa bloqueando calles de acceso al aeropuerto internacional de Ciudad de México. Crédito: Archivo / EFE

Burbujas

Con el cariz que están tomando las cosas aquí, con las acusaciones republicanas de que “la culpa de todo la tiene Obama”, más vale alejarse de esta farsa política y lo voy a hacer con unos comentarios.

“Hemos electo a nuestros congresistas para que resuelvan nuestros problemas, no para que los creen”.

“Los congresistas, aunque sean de un partido, nos representan a todos y no lo entienden”.

“Si se dejan radicalizar por minorías fanáticas olvidan que gran parte del pueblo no lo somos”.

“La necedad no es virtud política”.

Y por el afán que parecen tener de hundir al país y de exhibir su nula capacidad de conciliación, están quedando mal… solo recordémoslos en las elecciones del año entrante y no se dejen influenciar por fanáticos de uno u otro lado.

Mi comentario final para alejarme de este tema es acerca de la postura inconcebible de Rick Perry, el gobernador de Texas, otrora candidato a la presidencia por el Partido Republicano. Él se niega a aceptar los recursos que le quiere mandar el gobierno federal en apoyo de Medicaid, y según parece, prefiere que más de un millón de pobres en Texas no tengan acceso al servicio médico. Es su forma de combatir Obamacare. No sé si por republicano o por texano…

Ahora me brinco la insultante muralla migratoria, pero de aquí para allá para ver de cerca los problemas de México.

Están saliendo a flote, y no por las terribles inundaciones que azotaron el país el mes pasado, culpa de la naturaleza, sino porque por fin sale a la luz parte de la porquería del bandolerismo y corrupción en el que están involucrados políticos de todos los niveles. Esta es una desgracia que parece no distinguir partidos.

La deshonestidad política, ancestralmente existente, fue creciente en los últimos cuatro sexenios, dejando municipios y estados exhaustos. Ya no había más remedio que “enjaular” a algunos gobernadores y otros politipillos.

Y como si no fuera suficiente tener a medio país en quiebra, con una necesidad de paz tras la guerra de Calderón a los narcotraficantes, vienen desafiantes inquietudes políticas que no pueden ser espontáneas. Es interesante profundizar más en el origen de estos problemas.

La ley de reforma educativa, indispensable si México quiere salir adelante, contiene aspectos que provocaron la ira de una fracción del sindicato de maestros como que los puestos dejen de ser heredables (de por si absurdo) y que los maestros tengan que sujetarse a exámenes para definir su capacidad.

Me es incomprensible la postura negativa de los profesores con respecto a los exámenes, ya que cuando fui invitado a dar clases en la Universidad de Houston en el campo hotelero, el gobierno no me autorizó a hacerlo hasta presentar un examen que autenticara mis conocimientos, pese a mi experiencia de 60 años.

Ese descontento de los maestros hizo que muchos profesores en distintas partes del país no iniciaran las clases, dejando a millones de niños sin escuela. Al mismo tiempo, miles de maestros se trasladaron a la ciudad de México para participar en lo que empezó por ser una marcha de protesta. Como la primera marcha no les dio los resultados que esperaban, iniciaron bloqueos a distintas horas en distintas avenidas y calles de la ciudad, creando el caos.

No entiendo con qué criterio se les permitió usar el gran Zócalo de la ciudad de México para establecer ahí decenas de tiendas de campaña para pasar las noches.

Por muchos días en la ciudad de México se vivía como en una ciudad sitiada con autoridades pasivas. Las autoridades hablaron durante todo ese tiempo de proteger los derechos humanos de los maestros y el de manifestarse, pero ignoraron totalmente los derechos humanos de todos los ciudadanos afectados por sus bloqueos.

Finalmente, tras promesas de pagos de tiempo caído, y de seguro algo más, aceptaron volver a sus lugares de origen y reanudar las clases. Por lo visto las protestas resultaron en unas vacaciones pagadas en la ciudad de México.

Ah, pero decidieron dejar un “contingente” en la ciudad.

¿Para que?

Para nuestra sorpresa y desgracia, las marchas y bloqueos no terminaron, solo se volvieron más agresivos. Aparecieron encapuchados, disque anarquistas, que destrozaban puertas de tiendas y saqueaban.

La policía tuvo que intervenir pero solo a defenderse con sus escudos de plástico; los manifestantes lanzaban piedras y algunas bombas molotov, murió un policía, y varios resultaron heridos. Esos anarquistas necesitaban un muerto a quien convertir en mártir pero no lo obtuvieron.

Yo me pregunto si el papel de la policía es solo el de aguantar las agresiones y no actuar para imponer el orden. ¿Estará la imagen del 68 influenciando esta actitud aunque el movimiento estudiantil de aquel entonces fue limpio y este no lo es?

La situación sigue tensa y sin solución y se esperan nuevas violencias.

Mis preguntas son: ¿De dónde salieron los anarquistas y que defienden o representan?, ¿Quién sostiene todos estos movimientos de los maestros?, ¿Quién está detrás de toda esa agitación?, ¿Quién ha pagado por esas casas de campaña y quien ha alimentado a esos miles de personas durante toda su estadía?, ¿Quién pagó por su transportación y quien pagó por el costo de traslado de sus familias que vinieron a acompañarlos? ¿López Obrador? En espíritu quizás, pero no tiene los recursos para hacer todo eso…

¿Entonces quienes y para qué?

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