Hondureños salen frustrados de votaciones en consulado de LA

Muchos de los hondureños que acudieron a votar no pudieron hacerlo por no haber verificado su cambio de domicilio, según explicó el cónsul Gerardo Agüero Guevara

Cientos de hondureños tramitaron su cédula de identificación, pero no la recogieron, lo cual les impidió ejercer su voto.

Cientos de hondureños tramitaron su cédula de identificación, pero no la recogieron, lo cual les impidió ejercer su voto. Crédito: Virginia Gaglianone / La Opinión

Cientos de inmigrantes llegaron el domingo al Consulado de Honduras en Los Ángeles para elegir nuevo presidente. Pero el clima general en el Consulado del bulevar Wilshire de Los Ángeles era de descontento y frustración.

“Mucha gente llega a votar y descubre que figuran como fallecidos”, indicó Salvador Aguilar, voluntario. Otra hondureña, Marina Chicas, recogía la información de aquellos votantes que habían llegado para votar, pero que no podían hacerlo, porque no figuraban en los padrones.

Henry Sabillon y Maudi Padilla fueron dos de los tantos hondureños que no pudieron votar. “Me dicen que no estoy registrada, que para la próxima podré votar. Yo quiero votar hoy, no dentro de unos años”, opinó frustrada Padilla. “Estas son artimañas del gobierno, porque quieren que sigan siempre los del mismo partido y no quieren dejar que la gente vote”, agregó Sabillon.

El cónsul Gerardo Agüero Guevara, que tomó posesión del cargo en julio de este año explicó que el motivo por el cual algunos hondureños no podían votar, a pesar de tener su cédula de identidad hondureña, era porque no habían hecho su cambio de domicilio, verificado con sus huellas digitales.

“El Tribunal Superior electoral es el organismo que realiza los cambios de domicilio, pero no vinieron a Los Ángeles y por ello mucha gente no pudo realizar el trámite”, indicó Harvey Peña.

El Cónsul admitió que la última vez que los hondureños pudieron realizar dicho trámite había sido dos años atrás, en 2011.

En uno de los cuartos del consulado, sentada frente a un escritorio con alrededor de 500 cédulas de identidad sin retirar, una empleada del consulado, que no quiso dar su nombre, dijo que muchos hondureños habían sacado su identificación y que habían pagado por ella, pero que no la habían ido a recoger. Según la empleada, el Consulado no podía enviar el documento por correo porque la Oficina Postal de los EEUU (United States Postal Office) las interceptaba y se las daba al Departamento de Inmigración.

“Ellos miran el sobre y ya se dan cuenta de que es la cédula hondureña”, explicó la empleada. Xiomara Fields, de la Casa del Hondureño, coincidió con la historia de la empleada de la supuesta confiscación del correo de los hondureños, por parte de la oficina federal de los EEUU.

“El correo no incauta sobres con otros documentos, como pasaportes, tarjetas de crédito o licencias de conducir, porque son documentos de norteamericanos, pero sí incauta el correo de los extranjeros”, aseguró el Cónsul, defendiendo el alegato de Fields y la empleada.

Sin embargo, los hondureños que trataban de votar, no aceptaban dicha explicación.

“Deberían enviarnos el documento por correo, como lo hacen con cualquier otro documento”, opinó Carlos Rivera.

Julio Escobar, de la organización Hondureños Unidos de California opinó que los hondureños necesitaban más información y dio el ejemplo del lugar de votación, que había sido cambiado a último momento.

“El Gobierno sólo se acuerda de nosotros cuando hay elecciones y cuando llega la hora del TPS. Después se olvidan de que los inmigrantes que vivimos en EEUU somos la primera fuente de divisas en Honduras”, agregó Erick Midense, de la Asociación Hondureña de Oxnard.

En la cuadra siguiente al consulado, los partidos políticos habían montado una mesa informativa para los votantes.

“Nos dijeron que podíamos hacerlo, a 50 metros de las mesas electorales, pero sólo nosotros [partido Libre], nos acordamos de traer una mesa y ahora nos quieren acusar de ser los únicos haciendo propaganda, porque ellos no se organizaron”, indicó Ramón Sánchez, del partido Libre.

Otros hondureños coincidieron en la falta de organización e información.

“El 60% de las personas con las que hablé no pudieron votar, por no figurar en los registros. El gobierno hizo muy poca publicidad”, opinó Ricardo Urbina, del nuevo partido PAC (Partido Anti- Corrupción).

“Nuestro lema es perseguir a los delincuentes de cuello blanco, que están en el gobierno”, agregó.

Esta fue la primera elección abierta en la que participaron todos los partidos, desde el golpe de estado de 2009, que destituyó al entonces Presidente Manuel Zelaya.

Xiomara Castro, esposa del destituido presidente, fue una de las candidatas presidenciales de estas elecciones, representando al partido Libre.

Otro de los candidatos fue Juan Orlando Hernández, Presidente del Congreso nacional hasta recientemente y abiertamente partidario del golpe de estado de 2009, quien se presentó como candidato del partido Nacional que se encuentra en el poder.

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