Murales de la Misión son vandalizados
A los continuos desalojos de latinos en el popular barrio de San Francisco, se suma la agresión a emblemáticos murales
SAN FRANCISCO.— Acalorados por la polémica por el desplazamiento de latinos y otras razas de color de la Misión, poca atención mereció el daño a dos emblemáticos murales del barrio.
Entre la noche del 31 de octubre y la madrugada del 3 de noviembre fueron vandalizados los murales Alto al fuego y Creativity explored project, en las calles 21 y Mission, y dos más en la calle 24: una representación de los poderes curativos atribuidos a las montañas de Sedona, en la esquina con Cypress, y un homenaje al Área de la Bahía, en el cruce con Treat.
Los murales dañados en las calles 21 y Mission están en el registro de la Comisión de Arte de San Francisco.
Ambos también son mencionados en Mission Muralismo, la obra bibliográfica más ambiciosa producida sobre la voluntad pictórica del barrio.
Tras 40 años, poco más, de arte callejero en la Misión, este es el lugar del mundo donde más murales hay por metro cuadrado —el dato proviene de Mission Muralismo.
Alto al fuego, pintado en 1988 y renovado en 2002, fue inspirado por una más de las intromisiones de los Estados Unidos en Centroamérica, esta vez en 1987, cuando desde Honduras se combatió con un ejército de mercenarios al gobierno emanado de la revolución nicaragüense.
Juana Alicia, su autora, ha ilustrado multitud de paredes en la Misión —la Rigoberta Menchú del Edificio de la Mujeres salió de su mano— y el asombroso mural azul (18 metros de largo por 9 de alto), Las aguas sagradas de La Llorona, de las calles York y 24, también fue pintado por ella.
Alto al fuego ha de contar una historia similar a un salvadoreño que huyó de la guerra que a un iraquí que apenas llegó por similar motivo, o a un mexicano expulsado de su país por la amenaza del narco. El mural representa un armonioso instante en la vida de un niño campesino, pero la escena es alterada por la presencia de fusiles que lo apuntan, aunque entre ambos se interponen un par de manos, las del artista harto de esta aberración.
Una noche reciente, Dasem, quien es israelí, miraba Alto al fuego. Esa misma mañana él mismo había ordenado pintar de verde la mitad del mural (un cuadrado casi exacto de 3 por 3 metros).
Dasem es el propietario de la tienda Mike’s, en una de cuyas paredes exteriores está Alto al fuego. Grafiteada la mitad del mural, no hubo más remedio que cubrir eso con una capa de pintura uniforme a fin de evitar la multa citadina.
Sobre la calle 21, hay que cruzar hacia el Oeste la Mission para de inmediato encontrar el otro mural —una maravilla de técnica mixta de unos 9 metros de largo con abundantes referencias a lo mexicano, vamos, hasta Vicente Fernández fue incluido ahí—, también dañado por un virulento ataque de graffiti.
“Estas no son pintas de pandillas; ¡esto es una mierda!”, clamó John (pidió no usar su apellido), quien administra el edificio, en el cual hay cinco locales comerciales.
Inmigrantes de Medio Oriente, los rostros de los abuelos de John fueron incluidos en el mural; la tienda de instrumentos musicales y la florería que sus abuelos poseyeron están también representados en la obra monumental de Susan Greene.
Autora también de La lucha continúa, un collage de héroes multinacionales que hoy adornan la fachada de un salón de belleza, en la calle 23 y Mission, y del ligerísimo Echándose hacia atrás, que, literalmente flota en el cruce de las calles 16 y Hoff, Greene también creó Nuestras raíces aún están vivas, que está en la pared sur de Mike’s.
Nuestras raíces… ha sido tantas veces dañado, atacado con graffiti, que se decidió cubrirlo enteramente en 2001, once años después de que fue pintado. Incluso Dasem, quien posee un gusto vibrante por los murales, fue amenazado en aquellos días. Lo que el mural representa es la vida de los palestinos bajo la ocupación israelí.
Contrario al rumor de que quien dañó los murales fue detenido, el Departamento de Policía de San Francisco respondió que no recibieron reporte de actos vandálicos desde alguno de los sitios en que se hallan los murales, al menos no entre el 1 y 3 de noviembre, y que tampoco registraron un arresto relacionado a estos hechos.