Compensación desproporcional

En esta época en que se trata de que los recursos escolares sean aprovechados al máximo en el aula, el que un superintendente escolar de un distrito de seis mil estudiantes haya recibido el año pasado una compensación de 663 mil dólares desafía toda lógica.

Es el caso de José Fernández, quien está a cargo del Distrito Secundario Centinela Valley, recibió un salario base de 271 mil dólares y otros beneficios por valor de 400 mil dólares. El superintendente firmó un contrato en 2009 en donde, además de la generosa compensación, se le garantizó menos días de trabajo que la generalidad de sus colegas, el que sea necesario que cuatro —de los cinco integrantes de la Junta Escolar— quiera echarlo para que se vaya y hasta consiguió un préstamo de 910 mil dólares del distrito escolar para comprar una casa a un interés de 2% a pagar en 40 años.

La compensación y los beneficios son exorbitantes, teniendo en cuenta que están por arriba al del superintendente escolar de Los Ángeles (cerca de 390 mil dolares) responsable de 650 mil estudiantes y hasta el mismo presidente Obama (590 mil dólares).

El mérito de Fernández es haber salvado el distrito de la bancarrota, pero los resultados académicos en el mejor de los casos son mediocres, según greatschools.org.

La pregunta es si esta asignación al superintendente es la distribución de fondos más conveniente para los alumnos, 90% latinos y afroamericanos.

En este caso es la Junta Escolar la responsable de los beneficios de Fernández. Ella es la encargada de equilibrar las prioridades educativas, de lidiar con maestros y otros empleados del distrito y de explicar una exagerada compensación que no tiene antecedente alguno.

Creemos que esta compensación es una aberración que por su incoherencia desproporcional perjudica al distrito y a la enseñanza de los alumnos, sembrando dudas sobre las prioridades escolares, dudas que deben de responderse.

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