Educar sin discriminación
Desde hace mucho tiempo que se estableció claramente el derecho a la educación de los niños indocumentados mediante leyes, como la de Derechos Civiles de 1964 que prohíbe la discriminación educativa y por decisiones judiciales como Plyer versus Doe que específicamente establece que la educación pública es para todos sin importar si tienen papeles o no.
Sin embargo, en numerosos estados y ciudades desde Fresno, California a Washington, D. C. y desde el condado de Morris en New Jersey al de Palm Beach, en Florida, se han registrado casos en que las autoridades escolares solicitaron identificaciones de padres e hijos con el fin de determinar su situación migratoria. El Departamento de Justicia dijo haber recibido al respecto por lo menos 17 quejas formales en los pasados tres años.
El surgimiento en los últimos años de estados como Arizona y Georgia, entre otros, que establecen su política migratoria en contra de los trabajadores indocumentados han creado un clima en el que se quiere perjudicar hasta los niños privándoles de una educación.
Por eso, es bienvenida la carta conjunta de los departamentos de Educación y Justicia del jueves pasado, recordando que la ley federal prohíbe excluir a una estudiante por carecer de certificado de nacimiento o por no tener ni ella ni sus padres un número de Seguro Social.
Las personas que cuestionan la educación pública para niños indocumentados no comprenden que ellos mismos son los que perjudican a su ciudad, condado o estado al no dejar desarrollarse el potencial de esa niña con la educación, en vez de querer castigarla a ella y sus padres condenándola a la ignorancia.
Los niños extranjeros criados en Estados Unidos se suelen quedar porque este es su país. Por eso, a largo plazo, la inversión pública en educarlos no es potencialmente diferente a la de un nativo cuya educación contribuirá a la sociedad en que vive. Por suerte, las leyes y los fallos judiciales comprenden el principio de la educación básica como un derecho humano que no requiere papeles.
