Recompensa por peligroso pandillero

El FBI se suma a una investigación que lleva un año y ofrece $10 mil

Tatuado de pies a cabeza, considerado un hombre peligroso que pudiera estar armado y con un amplio historial delictivo que lo vincula a la Mafia Mexicana en las cárceles de California, Erick Julián Ortega es el nuevo objetivo de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) en Los Ángeles.

De 28 años de edad, Ortega es sospechoso de asesinar a Bobby Darren Reynolds el verano pasado y señalado como un connotado miembro de la pandilla North Side Redondo (NSR-13 o RB-13).

A casi un año del crimen, el FBI se sumó a las pesquisas por lo que ayer ofreció una recompensa de 10 mil dólares.

Las autoridades creen que Ortega, a quien se le conoce con los alias de “Bonz”, “Bones” o “Bonez”, podría haber huído a Oklahoma o Arkansas.

Lourdes Arocho, vocera del FBI, aclaró que el dinero se otorgará de manera anónima a quien ofrezca información que conlleve al arresto de Ortega.

Ortega ha estado en varias ocasiones en prisión y, según las autoridades, aún mantiene comunicación con varios reos vinculados a “La Eme” para el tráfico y distribución de drogas.

Al sospechoso se le identifica por estar lleno de tatuajes. Atrás de la cabeza destacan las letras “HA” (Harbor Area), una hoja de marihuana en el brazo derecho, una mujer desnuda en el izquierdo, en el pecho las frases “PADRE PARDON ME”, “FATHER FORGIVE ME” y “REDONDO BEACH”, y muchos más en todo el cuerpo.

Bobby Reynolds, la víctima que era residente de Gardena, se encontraba la noche del 21 de junio de 2013 afuera de la casa de su esposa, en la cuadra 2400 de Ralston Lane, en Redondo Beach. Se disponía a cenar con ella y sus dos hijos de 8 y 13 años de edad, cuando de repente un hombre se le acercó por detrás y le disparó en repetidas ocasiones.

El motivo del asesinato aún no está claro. A decir de los familiares, Reynolds no era pandillero, aunque otras versiones lo vinculan con una pandilla de motociclistas del área.

Un testigo dijo a la Policía que el agresor huyó en un Chrysler 300 color plateado, mismo que fue encontrado a cinco cuadras del lugar y a decir de testigos, dos hombres hispanos huyeron de ahí.

Esa misma noche una grúa particular llegó al sitio donde habían dejado el vehículo con la instrucción de llevarlo a una casa de la calle Oak, en Lomita, a siete millas de distancia.

El vehículo estaba registrado a nombre de Ortega y la casa a donde la grúa llevaría el carro era donde vivía el mismo sospechoso.

La Policía detuvo esa misma noche a dos de sus supuestos cómplices y compañeros de pandilla, Eduardo Antonio Losa y Shelby Ann Johnston, pero después fueron puestos en libertad por falta de pruebas.

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