Un cartero de corazón

No solo entrega el correo, sino que vigila y ayuda en Mount Washington

John Ayala no es un cartero cualquiera. No solo se dedica a entregar el correo sino que cuida, vigila y ayuda a los residentes de Mount Washington, el vecindario al que ha servido por casi 30 años.

Su pasión por ayudar y la amistad que ha dado a los vecinos, hicieron que a petición de éstos, el concejal Gil Cedillo le entregará una reconocimiento recientemente.

“No lo podía creer, me sentí feliz”, dice Ayala de 49 años, quien todos los días maneja desde la comunidad de El Monte donde vive, para entregar correspondencia en las casas de las estrechas y empinadas calles de Mount Washington.

“Lo mejor de mi trabajo es tocar las puertas de los vecinos, y convivir con ellos. Después de mi familia, ellos son mi familia”, dice entusiasmado.

Uno de los momentos más impactantes, reconoce, fueron los sucesos del l 9/11. “Ese día estábamos ante una tragedia, y ahí estaba yo entregando el correo. Creo que fue una forma de alivio, de mostrar algo de normalidad en un día caótico, porque la gente estaba muy preocupada”, recuerda. Pero los mejores días del año, es cuando colecta entre los residentes, alimentos para los desamparados.

Durante décadas, Ayala ha recorrido 5.6 millas alrededor de Mount Washington. Es parte del barrio. Ha estado más tiempo que la mayoría de sus residentes. “He visto niños crecer, graduarse de la universidad y formar su propia familia”, cuenta.

Los vecinos lo describen como cortés, alegre y siempre divertido. “Checa con nosotros si él no ha visto a alguien por un tiempo. Los alerta sobre la posibilidad de correo robado, y en su tiempo libre recoge las recetas de medicamentos para los ancianos”, contó Natalie Seaman en un artículo que escribió sobre Ayala para el circular informativo de la Asociación Mt. Washington.

En algunos ha dejado una huella imborrable, dice Seaman: “Mis vecinos perdieron a su hijo menor de repente y trágicamente. John conocía a la familia y lo había visto crecer en la avenida 37. En el momento de la tragedia, él no estaba trabajando pero entre las tarjetas de condolencias, estaba una que mi vecino no reconoció. Cuando abrió el sobre y leyó los comentarios sentidos, vio la firma, John, su cartero”.

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