¿Por la paz? ¿Contra la paz? Todo lo contrario

No se vale criticar las pláticas de paz de hoy cuando antes también se negoció con las Farc

Dicen que hasta el hombre más increíble es víctima de la contradicción y este contradictor del cual escribo hoy, tiene un defecto agregado: es soberbio y arrogante, características de su personalidad que aplauden sus seguidores porque creen que eso es tener pantalones.

A los latinoamericanos les seduce los hombres que aparentan “tener pantalones”, medio machitos y peleoneros, lo cual es un defecto genético heredado del sometimiento de la conquista.

Como chiquitines malcriados, Álvaro Uribe y su camarilla del Centro Democrático, llevan la contraria en todo lo que no salga del flamante cerebro del creído mesías y más atacan si la iniciativa es de su ex discípulo Juan Manuel Santos, a quien acusan de traición por no postrarse al “capatazgo”.

La revelación que hizo en su columna de la revista Semana el periodista colombiano Daniel Coronell, quien además es el Senior Vicepresidente de Noticias Univisión, sobre las maniobras que realizó Uribe en su gobierno para negociar con la guerrilla de las Farc, ofreciéndoles mermelada, (cuando se usan fondos públicos con el fin de lograr favores políticos), han descubierto otra careta del ex presidente.

No creo que quienes apoyan el proceso de paz con las Farc les moleste que Uribe haya intentado secretamente hacer pactos con los subversivos. Lo que no se vale es que reproche el diálogo actual y además desinforme sobre el desarrollo de estas pláticas y acuse a Santos de intentar claudicando y cediendo ante las exigencias de los guerrilleros, lo cual es mentira.

Han esparcido el rumor de que la propiedad privada desaparecerá y que la venezolanización de Colombia será el precio que pagará el país por la paz con la llegada de la revolución del siglo 21.

¿Uribe está de acuerdo con que se negocie la paz? o ¿Uribe está en contra? Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario. A veces me alarma la salud mental del ahora senador y es preocupante cuando se sale de sus casillas y empieza a gritar como capataz a sus peones.

Creo que Uribe aplica en su vida política el consejo de Maquiavelo: “divide y reinarás”. A pesar de sus errores y las evidencias de un pasado oscuro, millones de colombianos todavía lo siguen sin despertar de su letargo en un encantamiento colectivo inexplicable, lo cual polariza a los ciudadanos de ese país.

Es tan maquiavélico Uribe que viola la ley revelando información militar confidencial con el propósito de perjudicar el proceso de paz. Su actitud más bien parece la de un envidioso a quien no lo dejaron ir a la fiesta de graduación.

Colombia merece la oportunidad de vivir en paz, como también las víctimas de la guerra merecen justicia. Boicotear la negociación en La Habana es antipatriótico y de cierta manera mezquino.

Bien haría Uribe ser un contradictor ecuánime, dispuesto a criticar con el corazón y la cabeza y no con las vísceras, sin tergiversar el verdadero alcance de los virtuales acuerdos.

Recomiendo a Uribe aportar para construir y no para destruir. La historia se lo agradecería y ahí sí podríamos regalarle el título de mesías

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