Esperando por un trasplante de órgano

En los Estados Unidos el tiempo de espera para un trasplante se calcula en seis años

Una de cada 750 personas en el mundo nace con un sólo riñón de acuerdo a la Fundación Americana del Riñón. A esta condición se la conoce como agenesia renal unilateral.

Mi historia familiar recoge una circunstancia curiosa. Mi madre y mi suegro nacieron con un sólo riñón, pero mientras el de mi suegro aparentemente todavía cumple su función satisfactoriamente, el de mi madre se ha deteriorado hasta un punto en el que muy pronto será necesario un transplante para poder preservar su vida.

Por lo pronto su médico ha dispuesto que a la brevedad posible inicie el tratamiento conocido como diálisis, que en palabras simples no es otra cosa que una terapia que permite realizar de manera artificial la función renal de eliminar las impurezas y toxinas de la sangre. Adicionalmente mi madre ha pasado a formar parte de las 100,000 personas que se encuentran en lista de espera para recibir un transplante en los Estados Unidos.

Desafortunadamente circunstancias como la edad, enfermedades preexistentes e incompatibilidad sanguínea nos impide a sus familiares mas cercanos convertirnos en donantes directos. En los Estados Unidos el tiempo de espera para un trasplante se calcula en seis años; y la creciente epidemia de enfermedades vinculantes como la obesidad, la diabetes y la presión alta podrían extender este periodo aún más en los próximos años. Un estudio de 2012 señala que más de 4,500 personas mueren cada año esperando un trasplante de riñón y al menos 1,200 más sufren un deterioro tal que hace imposible la posibilidad del trasplante.

Esta crisis ha provocado que el 60% de los estadounidenses aprueben la legalización de la venta de órganos, de acuerdo a una encuesta realizada por la coalición NPR/Thomson Reuters en el 2012. Actualmente la venta de órganos es penada con prisión de hasta cinco años y una multa de hasta $50,000.

Estos números me llevan a preguntarme si debería legalizarse la venta de órganos en los Estados Unidos, y la verdad es que la respuesta me es esquiva. Mientras que por un lado, la legalización y regulación federal de un mercado de venta de órganos significaría salvar muchas vidas, no es menos cierto que crearía una realidad social en la que los pobres del mundo optarían por vender sus órganos para poder subsistir, lo que me parece también podría crear dificultades éticas muy grandes.

Un amigo con el que discutía sobre el tema me decía con un poco de cinismo, ¿acaso esa no es la base del capitalismo?, juntar la necesidad del que tiene como pagar un órgano con la de aquel que tiene como venderlo y necesita el dinero. La verdad son aguas muy turbulentas para mí, a pesar de que esa necesidad ha golpeado las puertas de mi casa.

Me encantaría conocer la opinión de los amables lectores.

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