Inmigrantes hispanos se las ingenian para correr

El placer de cruzar la meta del Maratón de Nueva York compensa cualquier sacrificio

Unos 50,000 corredores participarán este domingo 2 de noviembre en la edición No. 44 del Maratón de la ciudad de Nueva York. Cada uno lo hará con su historia personal.

Para los profesionales es la forma de ganarse la vida. El resto lo hace por el placer de correr. Pero todos llegan con el mismo objetivo: cruzar la meta en Central Park y colgarse la medalla que da testimonio de ello.

Entre ese mar de almas que partirá de Staten Island estarán miles de hispanos, que enfrentan más de un sacrificio, pues tienen que repartir su tiempo entre trabajo, familia y entrenamiento.

Un buen grupo de inmigrantes representará al West Side Runners Club (WSX), que hoy cuenta con unos 350 miembros, alrededor de 200 de ellos son latinos.

Bill Staab, presidente del club, indicó que empezó ayudando a corredores colombianos; ahora representa a las Naciones Unidas.

Francisco Viáfara, colombo-venezolano-estadounidense, de 55 años, contó que corrió su primera carrera de 26.2 millas en 2006. “Esa fue mi gran experiencia”, que terminó en algo más de cuatro horas.

Hoy sigue con esa práctica, que unido al cambio de alimentación “mejora la salud: duermo mejor, ando de buen estado de ánimo”.

El ecuatoriano Rolando Vizhñay calificó la experiencia de correr como “la vitamina para el cuerpo”.

Este será su vigésimo maratón. “En junio voy a cumplir 73 años, pero me siento como un jovencito de 20”, dijo riendo. “Soy el papá del club, pero el deporte me mantiene así”, añadió.

Combatir el dolor del alma

Ivonne Contreras, de Guatemala, contó que comenzó a correr hace seis años, tratando de superar el dolor por la muerte de su mamá. “La vida es muy diferente cuando tú corres”, señaló. “Te impulsa para ser mejor en todo. Me llena de emoción, es algo muy grande para mí”, continuó esta dama de 49 años sin poder contener las lágrimas.

“Decidí regalarme una carrera para que se me pasara un poco lo de mi mamá… Cada vez que corro pienso en ella y cuando ya no puedo, ella me da mucha fuerza”, agregó Ivonne, que trabaja como nana.

“En mi primer maratón, yo disfruté toda la carrera”, agregó. “Recuerdo que una señora tenía un cartelón que decía ‘Abrazos gratis’, me recordó a mi mamá y me regresé a darle un abrazo y seguí corriendo otra vez”.

Melquiades, de Bolivia, de 25 años, antes practicaba el ciclismo pero corre desde hace nueve años. En 2011, en New Jersey, participó en su primer maratón. “Fue una experiencia muy linda. Nunca imaginé correr un maratón”, dijo. Este será su tercero y espera terminar en 2h45. “Mis sueños se están cumpliendo de a poquito”.

Las hermanas ecuatorianas Doménica Ramos y Daniela Rodríguez debutarán en la prueba de 26.2 millas. Las dos entrenan juntas. Ni la nieve no ha sido un impedimento para salir a correr. “Yo no soy la única loca”, se dijo Daniela un día de nieve. Resulta que la otra “loca” era su hermana mayor.

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