“No puedo respirar”

En Washington y otras ciudades, las protestas contra la violencia racial de la policía y en solidaridad con las familias de las víctimas siguieron este sábado desarrollándose. Unificaron criterios. Se unieron recursos. Y se definieron objetivos, eslogans, tácticas y estrategias.

En las protestas, el grito de batalla fue: “No puedo respirar”. Fue el pedido de auxilio que el afroamericano Eric Garner repitió 11 veces, antes de morir, mientras era asfixiado por un policía el 17 de julio.

“No puedo respirar” también define la sensación de muchas comunidades porque sus policías locales, en lugar de aliados en la paz, son peligros en ciernes.

Ahí estaban las madres: de Michael Brown, Tamir Rice, de 12 años, Amadou Diallo, Trayvon Martin, Eric Garner, todos muertos recientemente. Todos afroamericanos.

Fue un paso para que el mensaje se escuche en las esferas más altas.

Pero la violencia injustificada, racial y social, por policías contra afroamericanos nos involucra a todos, nos importa y subleva. Si se acepta, se expande.

Las protestas fueron importantes para que el presidente y el Congreso actúen, y legislen protección a los civiles de manos de quienes deberían protegerlos.

Por eso la violencia policial no es únicamente una cuestión de los negros, sino de todos. Especialmente los latinos.

En las protestas del fin de semana se mencionaba el nombramiento de fiscales que investiguen la violencia policial, y el uso de cámaras por la policía para crear un testimonio. Estas medidas, si bien positivas, no alcanzan para detener la espiral de violencia ejercida por las fuerzas del orden.

Hace falta además aclarar que existen para servir al público y no viceversa; cesar las ventas de armamentos militares a policías que luego las usan para reprimir manifestaciones, e imponer el rigor de las leyes existentes contra aquellos agentes que hayan incurrido en actos criminales.

Porque como dijo uno orador, “no odiamos a la policía, queremos que nos proteja y nos sirva”.

Pero a largo plazo se requiere un cambio en el pensamiento que hoy permite y justifica el perfil racial. Porque incluso cuando se trata del combate al crimen, su éxito es posible solo con la colaboración, el apoyo y la simpatía de las comunidades que más sufren de éste

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