Clínica ayuda a transgéneros a dejar la prostitución

La clínica St John's cuenta con un programa para apoyar a los transgéneros a encontrar un empleo

@aracelimartinez

Acosados por las burlas y los prejuicios, la mayor parte de los trangéneros, tienen como única opción de empleo, la prostitución.

Se estima que al menos el 80% de los que viven en la ciudad, sobre todo los que son indocumentados, han tenido que emplearse como sexo servidores para llevarse un plato a la mesa o tener un techo.

“Después de haber sido víctimas de abuso físico y verbal toda su vida, sin educación, el servicio sexual es una forma también de validación. ‘Alguien se fijó en mi’, dicen. Pero además les dan 100 dólares por quince minutos”, dice Queen Victoria Ortega, trabajadora social, encargada del programa Trans y Poder (Trans and Power en inglés) de la clínica St John’s.

Pero el lenocinio no tiene porque ser el destino de los transgéneros. Es por eso que la clínica St’ John’s obtuvo un contrato de la Ciudad para ayudarlos a encontrar empleos donde no sean maltratados y abusados, y por el contrario, se sientan respetados y cómodos para convivir con los demás.

“Muchos de ellos no tienen papeles para trabajar, y lo que hacemos en esos casos, es buscarles ayuda legal para ver si tienen alguna opción de regular su estancia en el país”, explica Queen Victoria Ortega.

Pero también, dice que les buscan empleos en lugares donde no necesitan ser residentes legales. “También los ponemos a estudiar inglés, y los mandamos a la universidad para que se preparen y puedan estar listos para un empleo cuando regularicen su estatus migratorio”, expone.

“Corazón”, como pide que se le identifique esta inmigrante mexicana transgénero, residente de Los Ángeles, ha pasado por todo.

“Fui abusada sexualmente a los nueve años por un vecino, víctima de ‘bulling’ en mi pueblo en Yucatán, intenté suicidarme, vine a Los Ángeles, y tuve que vivir en la calle, de limosnas”, dice sin poder evitar las lágrimas.

Alguna vez la bajaron del autobús, o un grupo de muchachos que se burló de ella.

Finalmente pudo encontrar un empleo como cajero en una cadena de supermercados pero al hacer la transición de hombre a mujer, fue reubicada a otra tienda. Y más tarde, ante el acoso del que fue víctima, prefirió renunciar.

“Muchos tienen la imagen de que los transgéneros somos alcohólicos, drogadictos, desorganizados, y nos acosan mucho sexualmente los compañeros de trabajo. No entienden que solo queremos trabajar y superarnos”, expone Corazón.

Actualmente trabaja en un restaurante, donde notó un cambio cuando les reveló que era transgénero. “Yo quisé ser honesta, pero noté que después que les dije que era transgénero, empezaron a reducirme las horas. El resultado es que no tuve Navidad”, dice mientras muestra con tristeza, su cheque salarial quincenal de 533 dólares.

“Roberto Smith” así se hace llamar este inmigrante salvadoreño transgénero que llegó hace nueve años al país.

“Yo he pasado discriminación no solo por ser transgénero sino hasta por el color de mi piel”, dice Smith. Recuerda que en una lavandería una mujer hispana comentó en español a otra persona que él le había robado el jabón. “Solo por mi color moreno, pensó que yo era un ratero. Se quedó sin habla cuando se dio cuenta que yo hablaba español, y había entendido perfectamente su acusación”, platica.

Smith está estudiando artes gráficas para asegurarse un mejor empleo. “Pero cuando llegué, tuve que barrer, trapear en un bar. Era mucha vergüenza después de haber sido profesor en El Salvador”, indica este transgénero que nació mujer pero se identifica como varón.

Durante mucho tiempo, cuenta, no sabía cómo defenderse. “Poco a poco he aprendido a hacerlo. No pido que me acepten pero sí que me respeten”, subraya.

El transgénero es una persona que nació físicamente hombre o mujer, pero que siente que todo su cuerpo y su ser pertenecen al sexo opuesto. En un momento dado, muchos de ellos, con el uso de hormonas recetadas por un médico, optan por hacer el cambio de sexo con el que se identifican. Ese proceso lleva tiempo, y muchas veces es continúo, y es cuando son más abusadas.

“Cuando un transgénero revela su identidad en su trabajo, el empleador no sabe qué hacer ni cómo tratarlos”, dice Ortega, quien ella misma es trasgénero y ha sido una líder por más de 20 años por los derechos de este grupo.

Sostiene que a diferencia de los gays y lesbianas, no tienen la misma influencia y poder, por eso es que están en desventaja en la sociedad. “Cuántos políticos o funcionarios transgéneros conoces? cuestiona. Y remata diciendo: “todo lo que queremos son los mismos derechos y oportunidades que tiene cualquier otro”.

Para lograrlo, Queen Victoria expone que hace mucha falta educar a la comunidad para que no sean discriminados por toda la sociedad, su propia raza, y familia, y evitar así que caigan en la prostitución.

La Clínica St John’s les ofrece tratamientos hormonales, servicios de salud mental para el trauma que han sufrido, servicios de vivienda, educación, servicios legales, clases de inglés, empleo y asesoramiento para las entrevistas.

Para llamar a la Clínica St John’s:

323-541-1411

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