Empieza con buen pie: haz un presupuesto

Para controlar las finanzas familiares es fundamental tener, en un papel o en la pantalla de tu móvil, los datos de tus ingresos y gastos mensuales

Es importante que todos los miembros de la familia hagan el presupuesto y se responsabilicen en su cumplimiento.

Es importante que todos los miembros de la familia hagan el presupuesto y se responsabilicen en su cumplimiento. Crédito: <copyrite>Shutterstock</copyrite><person>< / person>

De todas las resoluciones de primero de año que te hayas propuesto la que no se puede caer de la lista — y de hecho tienes que incluirla si no lo has hecho ya— es hacer un presupuesto doméstico (realista).

Puede resultar pesado de hacer porque exige unas ciertas rutinas de contabilidad, pero ayuda a anticipar y en algunos casos evitar problemas financieros además de enseñar a vivir con los recursos que se tienen y racionalizar los gastos.

El objetivo es cuadrar las cuentas. No gastar más de lo que ingresas y si es posible, gastar menos para ahorrar para tu jubilación, cuentas de emergencia, educación o unas vacaciones.

Y con solo anotar los ingresos y la lista de gastos se puede identificar la posición económica de la familia en apenas un vistazo e ir ajustándola.

¿Cómo hacerlo?

Contabiliza cuánto ingresas mensualmente de forma regular. Calcula la media mensual. Suele ser más fácil si cobras un salario o tus horas de trabajo son constantes. En cualquier caso, no cuentes con ingresos extraordinarios como los que puedan llegar de un bono de tu empresa, los aguinaldos de fin de año, las devoluciones de impuestos, etc. El dinero es el que es, no el que podría ser.

Haz una lista con los gastos y obligaciones que tienes. No solo se trata de poner en una lista el importe de las facturas mensuales o los pagos de tus deudas.

Cuenta también con gastos irregulares o extraordinarios pero que sabes que llegan, ya sean grandes o pequeños. Por ejemplo, si tienes hijos, piensa en los regalos que tendrás que hacer para las probables fiestas de cumpleaños.

Para contabilizar bien los gastos diarios nada mejor que anotarlos durante unas semanas. No se es totalmente consciente de ellos hasta que se ponen por escrito.

Saca la tijera y recorta donde puedas. Conocer tus gastos te permitirá tomar decisiones racionales sobre ellos. ¿Necesitas todos los canales que tienes contratado con el cable?¿Vas al gimnasio lo suficiente?¿Necesitas mensajes de texto ilimitados en tu plan de telefonía celular?¿Te conviene mirar las ofertas? Hay que hacer lo posible no solo por cuadrar las cuentas sino por ahorrar.

Automatiza algunas transacciones. El pago de facturas y los ahorros mínimos por ejemplo. Es algo que te ayudará a mantener rutinas importantes y en el caso de los ahorros a asumirlas más fácilmente dentro de las grandes cuentas de la casa.

Si tienes familia todos tienen que participar en la elaboración de las cuentas de la casa. El presupuesto es familiar, por eso es bueno que todos sean responsables y partícipes de las decisiones.

No es práctico porque puede haber demasiadas divisiones sobre cuestiones cruciales como el recorte de los gastos pero cuando las decisiones se imponen, por más que sean razonables, las inevitables fricciones pueden acabar no solo con la paz familiar sino también con las cuentas. Todos tienen que entender y aceptar el presupuesto tras negociarlo. Además, cuando todos los miembros de la casa conocen el objetivo es más fácil que salgan las cuentas.

Hay que hacer ajustes. Aunque estés anotando lo que entra y sale de tus bolsillos no lo estás haciendo en piedra sobre todo porque es imposible anticipar todos los gastos. Piensa en la avería del coche o la factura del dentista por un repentino dolor de muelas. Aunque las desviaciones no son bienvenidas son inevitables y es necesario volver a buscar el consenso familiar para reconducir las cuentas

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