Visita triunfal al Congreso

Obama miró a los republicanos e insinuó que no iba a aceptar ningún tipo de derogatoria contra su mandato.

Obama pidió el fin del embargo en el Estado de la Unión

Obama pidió el fin del embargo en el Estado de la Unión Crédito: EFE

Muchos ex presidentes ya tenían la etiqueta de lame duck (sin poder) puesta a falta de dos años del final de su mandato presidencial. Con Barack Obama sucede lo contrario. Después de oír su informe del Estado de la Unión, el presidente Obama pareciera vivir los momentos más álgidos de su periodo presidencial.

La actitud y el semblante del jefe de la Cámara de Representantes John Boehner, quien estaba sentado detrás del presidente, era fiel reflejo de la anomalía de los representantes republicanos.

Al igual que sus correligionarios conservadores, Boehner tenía una expresión de derrotado, mostraba una mueca de desagrado y su alma, probablemente, prefería estar en su alcoba descansando o mirando televisión antes que escuchar 56 minutos de diatriba presidencial.

Mientras tanto Obama, demostraba con altivez, casi con descaro, la resurgencia de la economía del país.

“La sombra de la crisis ha pasado y el Estado de la Unión está fuerte. Con una economía en crecimiento, una disminución del déficit, una industria desbordante y una producción energética en auge, hemos salido de la recesión…”, señaló.

El vicepresidente Biden, como todos los representantes y senadores demócratas, se levantaban jubilosos y aplaudieron al escuchar las palabras de crecimiento económico.

Mientras tanto, los republicanos se mantuvieron sentados. No sabían si aplaudir o sacarse los zapatos y lanzarlos contra el Presidente.

Luego el presidente Obama se mostró resuelto en torno a la cuestión migratoria. Como se sabe, la orden ejecutiva del año anterior que beneficia a más de cinco millones de inmigrantes indocumentados fue resultado de la incapacidad de los representantes republicanos en el Congreso, al no saber legislar una reforma integral que ya había sido aprobada por el Senado.

El Presidente miró a cada uno de los republicanos e insinuó que no iba a aceptar ningún tipo de derogatoria contra su mandato. “Voy a vetarlo”, manifestó con autoridad.

Luego el Presidente definió su proyecto a corto y mediano plazo, haciendo énfasis en una economía de clase media. “La economía de clase media implica la ayuda a las familias trabajadoras en un mundo de constante cambio. Quiere decir ayudar a que la gente pueda pagar el cuidado de sus niños, la universidad, su casa, el retiro […]”.

Así, el martes por la noche fue uno de los momentos más felices de la vida del Presidente. Se quedó dentro de la sala principal del Congreso por más de quince minutos para saludar y firmar autógrafos.

Nada ni nadie podían robarle un solo minuto de su visita triunfal al Congreso

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