Mini-Olimpiadas Especiales llenan de orgullo a padres en LA (video)
Muchos niños disfrutaron de una competencia en la que todos ganan

Niños autistas, con síndrome de Down o con problemas de movilidad participaron en la competencia. Crédito: Ciro Cesar / La Opinión
En estas carreras no hubo primeros ni últimos lugares, y quienes llegaron tarde fueron los más aplaudidos por el auditorio.
Todos resultaron campeones en esta mini-olimpiada infantil en la que participaron más de veinte escuelas del condado de Los Ángeles y que se realizó el viernes en la preparatoria Huntington Park.
Esta actividad, que incluyó entrenamientos deportivos, fue organizada por el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD) y el comité local de los Juegos Olímpicos Especiales de Verano.
Los competidores eran alumnos con capacidades distintas, quienes dieron un adelanto de lo que se verá en las próximas Olimpiadas Especiales, en las que se medirán 7,000 atletas de 177 países. Los Ángeles es la sede y se espera que sólo a la ceremonia de apertura, el 25 de julio, acudan 80 mil personas.
La imagen de esos deportistas de espíritu increíble fue traída el viernes por niños autistas, con síndrome de Down o con problemas de movilidad, que dieron lo mejor de sí en la pista de carreras.
“¡Córrele! ¡Córrele! ¡Córreeeeleeeee!”, gritaba emocionado un padre que se olvidó que debía grabar en el celular la breve competencia de su hijo. “¡Es bueno para la zancada!”, presumía a una mujer.
La hija de José Ruiz tiene autismo severo. El año pasado ella jugaba futbol, pero ahora está interesada en las carreras. “Me siento bien orgulloso. Le están dando la oportunidad de competir en algo que ella puede hacer”, dijo el padre.
El carácter de Sulema, de nueve años y estudiante especial en la primaria Yorkdale en Highland Park, ha cambiado gracias al deporte, afirmó el señor Ruiz. “Le ha ayudado a sentirse un poco más segura, a tener confianza en jugar con otros niños”, explicó.
El propósito de estas mini-olimpiadas, que culminaron un programa de entrenamiento de seis semanas, es precisamente ayudar a que estos niños tengan una vida más productiva e independiente.
Un moretón que aún no se borra del pecho de Teresa García es la muestra de la agresividad de su hijo, Omar Maldonado, de cinco años y alumno de la primaria Montara, en South Gate.
Los médicos le diagnosticaron al niño hiperactividad y autismo severo. Mantenerlo activo a través del deporte le ha tranquilizado el carácter, asegura García.
“Le ayuda a relajarse, él tiene mucha ansiedad, y le ayuda a enfocarse”, cuenta.
Hace unos meses, Omar no podía empezar a correr tras el sonido de un silbato. “No me hacía caso y ahora ya sabe cuando le digo ‘en sus marcas, listo, fuera’. Pone atención, es lo que me gusta”, dice.
Decenas de padres orgullosos del crecimiento de sus hijos se recargaban del alambrado frente a la pista de carreras. Gritaban, aplaudían, levantaban el pulgar o graban con sus celulares. Unos niños corrían como felinos, a otros –en cambio- los guiaban sus profesores, pero ninguno se fue sin medalla.
Alejandra Castillo, una niña con espina bífida y que es transportada en silla de ruedas, regresó a casa con dos. No quería participar en el evento, pero en la pista agarró confianza. “Ella es muy independiente”, contó su madre, Lourdes Pichardo. “Si ella quiere seguir compitiendo, que siga”, dice.