¿Copiloto de Germanwings se inspiró en película argentina?

Las similitudes entre la primera historia de "Relatos Salvajes" y la tragedia de Germanwings son incuestionables

"Relatos Salvajes" fue nominada al Oscar en la categoría de mejor película de habla no inglesa.

"Relatos Salvajes" fue nominada al Oscar en la categoría de mejor película de habla no inglesa. Crédito: YouTube

Parece un vuelo de avión como cualquier otro. Pasajeros se acomodan en espera del despegue. En el interín, los viajeros conversan entre ellos como tratando de matar el tiempo, hasta que lo inesperado se va revelando: todos han tenido algún tipo de contacto con un hombre identificado como Gabriel Pasternak; todos se habían mofado de ese sujeto, supuestamente, ausente de sus vidas en ese momento. Pero, la complicidad entre los presentes parece romperse cuando una azafata descontrolada alerta que Pasternak está más cerca de lo que ellos creen: es el piloto del avión. La tragedia apenas comienza. El hombre no es sólo el comisario abordo, sino que acaba de encerrarse en la cabina y no responde. Se trata de una venganza de Pasternak contra todos los que se burlaron de él y, aparentemente, también contra la azafata que lo había engañado con un amigo.

Lo anterior es la primera historia de la cinta argentina de Damián Szifron que fue nominada este año al Oscar, “Relatos Salvajes”. No hay que analizar demasiado para detectar las similitudes entre el relato ficticio con el caso de Andreas Lubitz, el copiloto alemán del vuelo de Germanwings que, supuestamente, precipitó deliberadamente, este martes, un avión estrellándolo en los Alpes franceses.

A raíz de la tragedia, que dejó 150 fatalidades, algunos especulan si Lubitz se inspiró en la cinta argentina para llevar a cabo su plan.

De acuerdo con la información más reciente brindada por las autoridades, durante los primeros 20 minutos registrados por la caja negra, se percibe un intercambio “amigable” entre Lubitz y el piloto Patrick S. Pero la tónica cambia cuando este último le cede los controles para ir al baño.

Al quedarse solo en la cabina, Lubitz pone el avión en modo manual y, según investigadores, “manipula los mandos del avión para acelerar el descenso”.

Cuando el piloto regresa, por más que intenta, no logra abrir la puerta, a pesar que la golpeó insistentemente desde afuera. El copiloto no abre y tampoco responde. Poco después, el avión se estrella.

¿Casualidad o causalidad? Ese binomio entre lo imprevisto o lo provocado parece tomar dimensiones de altura al comparar la película con los hechos reales. La respuesta tal vez nunca la sabremos.

Este viernes, trascendió que el suicida tenía una baja médica por enfermedad vigente hasta el día de la catástrofe, que había roto y ocultado a la empresa, según informó la fiscalía de Düsseldorf (oeste de Alemania). El hecho de que entre los documentos encontrados hubiera “bajas médicas rotas, actuales e incluso vigentes para el día de los hechos” indica que el afectado “ocultó a su empleador y a su entorno profesional” su enfermedad.

Lo que se sabía antes del informe de las autoridades, es que Lubitz había interrumpido durante unos meses, en 2009, su formación ante una supuesta depresión.

El diario “Bild” aseguró, este viernes, que el copiloto había sufrido “episodios de profunda depresión” y que atravesaba una crisis de pareja.

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