Los fans esperaron este día por 13 años

Fue la noche del 19 de enero de 2002 cuando los Patriots empezaron a convertirse en un equipo aborrecido a escala nacional e internacional

Tom Brady y el comisionado Roger Goodell un día después del Super Bowl XLIX en Phoenix.

Tom Brady y el comisionado Roger Goodell un día después del Super Bowl XLIX en Phoenix. Crédito: Getty Images

El castigo de cuatro juegos impuesto a Tom Brady por ser parte de una confabulación para manipular los balones de juego en beneficio de su equipo, es un momento de justicia y reivindicación que muchos aficionados al fútbol americano – la mayoría – habían esperado por años.

LEE: ‘Truena’ la NFL a Brady y los Patriots

Para ser más precisos, fue la noche del 19 de enero de 2002 cuando los Patriots empezaron a convertirse en un equipo aborrecido a escala nacional e internacional. Esa ocasión, en un partido de playoffs contra los Raiders, el equipo de Nueva Inglaterra fue salvado por una absurda y hasta ese momento desconocida regla que a los árbitros se les ocurrió aplicar cuando Brady cometió un balón suelto que debió haber sido decisivo en su contra, la famosa “Tuck Rule”.

Eventualmente, los Pats ganaron ese juego sobre la nieve y dos semanas más tarde se coronaron en el Super Bowl contra los Rams. Esa marcha ganadora fue tan inesperada que muchos aficionados sospecharon de algún complot mayor vinculado con la imagen “patriota’ del equipo, tras los ataques del 9-11 de meses atrás.

Y entonces se fueron acumulando los “asteriscos” ligados a la tropa de Bill Belichick: las filmaciones prohibidas de las señales de los Jets y, muy seguramente, otros oponentes. Así por ejemplo, muchos integrantes de los Steelers se quejaron del perfecto conocimiento que los Patriots mostraron del plan de juego de Pittsburgh en sus duelos más importantes.

Los Colts de Peyton Manning tardaron en asimilar el sistemático jaloneo a sus receptores de parte de los defensores de los Pats en playoffs, siempre con la complacencia de las “zebras”.

Luego las desleales sustituciones tardías de jugadores en el campo, dejando a los rivales en desventaja con un cuestionable manejo del reglamento.

Y ahora los balones desinflados que, más allá de lo que le toca a Brady, le habrían permitido al equipo registrar bajísimos promedios de balones perdidos de parte de sus jugadores (un balón menos inflado es más fácil de sujetar con firmeza).

Todos estos hechos (y otros), siempre rodeados de arrogancia y falta de deportivismo, les fueron dando a Belichick, Brady y los Pats el sello de ventajistas y tramposos que hoy, finalmente, les ha quedado tatuado en el casco, porque no son los cuatro juegos de suspensión al quarterback o la multa millonaria o las selecciones de draft perdidas, sino la vergüenza pública y el deshonor consumado.

Los Patriots han sido una franquicia espectacular desde que Belichick y Brady llegaron a Foxborough, pero su legado quedará manchado, o mejor dicho, desinflado.

En esta nota

NFL Patriots Tom Brady
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain