Cuando el sexo se convierte en un tormento

La dispareunia, o coito doloroso, puede tener causas físicas, hormonales e incluso psicológicas

Angela Lyons, una británica de 66 años, lleva 44 años felizmente casada, pero a su matrimonio le falta algo: sexo. Y es que sufre de dispareunia, una condición que hace que las relaciones sexuales con penetración sean dolorosas.

Un estudio publicado en 2008 en la revista científica Menopause, basado en los resultados de un cuestionario anónimo, indicó que lo sufre un 40% de las mujeres. Sin embargo, otro informe publicado en el Scandinavian Journal of Public Health, concluyó que afecta a alrededor del 10% de las mujeres.

Determinar el número real de las mujeres que experimentan dolor durante el acto sexual es difícil ya que muchas están demasiado avergonzadas para buscar ayuda. “Es más común en mujeres de mediana edad a partir de los 40-45 años o tras un parto con episiotomía (incisión quirúrgica que se practica para facilitar la salida del feto”, según Mariano Rosselló Gayá, médico andrólogo y especialista en Medicina Sexual del Instituto de Medicina Sexual en España.

Causas

“Las causas físicas u orgánicas pueden ser falta de lubricación, himen hipertrófico, trastornos del introito vaginal, irritación, infección, atrofia vaginal, cicatrices o lesiones de procedimientos anteriores, etc.”, dijo el experto.

Las pacientes refieren un dolor de intensidad media o media alta que se puede dar en dos lugares, o bien en el primer tramo del conducto vaginal o bien a nivel más interior, en penetraciones más profundas. Lo describen como sensación de ardor, quemadura o dolor agudo.

“Hay que discernir si se trata de un dolor que aparece en todas las ocasiones de coito o sólo a veces, en según qué circunstancias o posturas”. En opinión del especialista, es importante buscar ayuda, ya que puede convertir la vida sexual de la mujer en un tormento.

“La dispareunia puede provocar que la mujer no sólo no disfrute de sus relaciones sexuales, sino que las acabe evitando por completo con tal de no enfrentarse al dolor.

“Muchas mujeres aguantan esta situación y se resignan, pero lógicamente los efectos a mediano plazo sobre la relación de pareja y su complicidad son devastadores. Una consulta a un especialista, a tiempo, puede evitar rupturas y malestar en ambos miembros de la pareja.

El hombre también sufre ya que se siente perpetrador del dolor que ocasiona a su pareja cuando irónicamente lo que desea es justamente lo contrario”, añadió Rosselló Gayá.

Menopausia y parto

La dispareunia es más común en mujeres menopaúsicas o en aquellas que han experimentado un parto con episiotomía. Durante la menopausia, la caída de los niveles de la hormona femenina estrógeno, que normalmente mantiene los tejidos húmedos y saludables, puede causar sequedad vaginal.

“Además, después de la menopausia, la vagina no es tan elástica y extensible como lo fue”, según Kate Lough, fisioterapeuta del suelo pélvico en la Western Infirmary de Glasgow.

Esto es debido a que la disminución de estrógeno también afecta al colágeno, la proteína que ayuda a mantener los tejidos sanos. Este fue el caso de Angela Lyons, pero después de reunir el coraje para ir al médico, su problema mejoró con una crema de estrógeno.

Algunas mujeres pueden experimentar dolores durante la penetración como resultado del tejido cicatricial en el perineo a raíz de una episiotomía durante el parto. Por lo general, el problema provocado por el tejido de la cicatriz puede ser resuelto gracias a un sencillo procedimiento -conocido como procedimiento de Fenton- donde se elimina el tejido cicatricial. Normalmente se realiza con anestesia local y la mujer se recupera rápidamente abandonando el hospital el mismo día de la operación.

Causas psicológicas

“Existen también causas psico-sexuales que pueden ser abordadas en consulta“, agregó Mariano Rosselló Gayá. “Una de las más comunes es la falta de excitación, lo que origina que no exista una buena lubricación vaginal ni una relajación muscular adecuada para favorecer la penetración.

“Un traumatismo sexual previo podría ser también la causa si éste ha dejado secuelas”, explicó. “También pueden influir factores como el miedo al sexo o al embarazo, una educación sexual pobre o un alto nivel de estrés o ansiedad mantenido en el tiempo”. En todos los casos lo importante es ir al especialista para lograr la ayuda adecuada para cada caso.

“Hoy en día podemos optar por tratamientos farmacológicos o quirúrgicos si se trata de un problema anatómico del introito vaginal, o bien por terapia psico-sexológica en casos en los que la dispareunia aparezca en forma de somatización de un conflicto de pareja o personal”.

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