La paciencia finalmente tiene a Venezuela como protagonista

Cómo la Vinotinto pasó de hazmerreír de Sudamérica a la selección más incómoda del continente

El festejo de un triunfo histórico para Venezuela, 15 años después de un punto de quiebre.

El festejo de un triunfo histórico para Venezuela, 15 años después de un punto de quiebre. Crédito: EFE

Ya nadie se debe sorprender al ver a Venezuela dando batacazos ante selecciones de todos los tamaños. Todos, incluyendo el Brasil de aquel Ronaldinho y la actual Argentina de Messi, se han resbalado ante la engañosa Vinotinto, tanto en partidos amistosos como en competiciones oficiales. Y no hay ninguna otra selección que lo sepa mejor que su vecina Colombia.

La victoria del domingo en su debut en la Copa América de Chile 2015 es otra prueba viva de ello. El gol llegó en una bella jugada que inició Juan Arango con un servicio de un lado a otro del área, de media volea a dos tiempos; derecha e izquierda sin dejar caer la pelota. Venezuela protegió valientemente su anotación anulando al madridista James Rodríguez y a su banda en todos los rincones del campo hasta el pitazo final.

Pero no siempre fue así.

Hace 15 años era fácil – y lógico– anticipar victorias contra Venezuela. Las apuestas no eran sobre si se le derrotaría a Venezuela, sino por cuántos goles serían los triunfos. Pero esa actitud empezó a cambiar casualmente en un partido de eliminatorias hacia el Mundial de 2002 ante Colombia.

Jugando de local y con ocho minutos por jugarse, Arango, hijo de inmigrantes colombianos que era entonces la estrella vinotinto en ascenso (ya jugaba en México con el Monterrey), anotaba el 2-0 contra Colombia. La euforia fue tal que ni los mismos jugadores venezolanos podían creer que estaban a punto de ganarle al vecino rival que venía de disputar tres Mundiales seguidos.

El gol de Arango parecía sellar el juego, pero en menos de 60 segundos los visitantes descontaban y luego empatarían 2-2 cerca del final. Era Colombia, el viejo lobo de colmillos grandes y afilados contra la Vinotinto, un cordero que aún sin saberlo ya gestaba un crecimiento drástico e imparable. Aquélla fue la primera lección en su transición para dejar atrás esa etiqueta de víctima segura y convertirse en lo que es hoy: el equipo más incómodo de Sudamérica.

Con las ideas claras

El domingo contra Colombia fue diferente a ese partido casi olvidado. Venezuela no tenía ocho minutos para defender su ventaja, sino media hora. Pero esta vez se supo parar y arrancó esta Copa América con una victoria, un resultado clave para empezar a pensar en los cuartos de final.

El crecimiento del fútbol venezolano desde aquel empate con Colombia se debe a una sola razón: la paciencia rigurosa en el banquillo de la Vinotinto. Irónicamente, el responsable de esa paciencia es Rafael Esquivel, el presidente de la FVF, uno de los siete directivos arrestados en Suiza por el reciente escándalo de corrupción de la FIFA.

En los pasados 15 años, Venezuela ha sido la selección sudamericana con mayor estabilidad entre sus seleccionadores, con apenas tres en ese lapso. Ni siquiera Argentina ni Brasil han tenido tanta estabilidad en su banquillo, el primero con siete entrenadores en el mismo periodo y el segundo con seis. Por el banquillo de Colombia han pasado 10 entrenadores, por Uruguay siete; ocho en Chile, 11 en Paraguay, nueve en Perú. Ecuador ha contado con cinco entrenadores en ese periodo.

Los resultados de esa estabilidad son claros: hay cada vez más jugadores militando fuera de Venezuela. Nueve de los 11 titulares del partido del domingo juegan en Europa, México y Argentina. Ahora, la Vinotinto también exporta entrenadores como Richard Páez, quien ganó un título en Colombia con Millonarios, y recientemente César Farías, quien se convirtiera en el primer venezolano en sentarse en un banquillo en México, donde dirigió a Tijuana en dos torneos.

Venezuela sigue siendo el único país sudamericano sin ir a un Mundial, pero cada vez está más cerca de hacerlo. En las eliminatorias para Sudáfrica 2010 la selección Vinotinto llegó al último partido con chances de clasificar, y para Brasil 2014, cuando avanzaban cinco equipos, fue sexta.

Además, hay que recordar que hace cuatro años en la última Copa América, Venezuela fue cuarto lugar, perdiendo en semifinales ante Paraguay por la vía de los penales.

Diego Aparicio es un periodista que fue especialista en fútbol. Ahora es publisher y editor de Viva Colorado.

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