Editorial: El Papa de los inmigrantes
Francisco conoce el pesar y desarraigo del individuo como la globalidad del problema migratorio .
“Soy un hijo de inmigrantes, contento de ser huésped en este país, que fue construido mayormente por estas familias.” El papa Francisco eligió la mejor tarjeta de presentación ante los estadounidenses para mostrar una fuerte conexión humana, que algunos pueden olvidar en el pasado, pero no deja de ser cierto en una nación como Estados Unidos.
Para los latinos esas primeras palabras confirmaron que la condición del inmigrante está entre las prioridades de su visita. La voz de Francisco, y su identificación con la inmigración, inmigrante, es un bálsamo para una comunidad que está siendo vapuleada por aspirantes presidenciales que buscan el respaldo del sector más xenofóbico de su partido.
La inmigración es un tema candente alrededor del mundo ya sea por la situación que pasan los refugiados de la guerra en Siria, de la violencia en América Central o el desplazado económico de tantas naciones atrapadas por la corrupción o pobreza de sus países. El Papa conoce el pesar y desarraigo del individuo como la globalidad del problema.
Precisamente el mensaje del Papa, a diferencia de sus antecesores, pone por delante la doctrina social de la iglesia, atendiendo la universalidad en cuestiones como el medio ambiente y pobreza en un tono de responsabilidad colectiva. Francisco habla de una moralidad social en comparación a la centrada en la persona a la que estamos acostumbrados en nuestra sociedad individualista, donde solo hay salvación o condena sin comprensión.
Ya llegan las quejas conservadoras que, queriendo ser respetuosas, hacen análisis exóticos para acomodar los comentarios de Francisco críticos al capitalismo. Algunos dicen que el Papa denuncia sistemas económicos injustos y corruptos, como el de su país Argentina, pero que desconoce el estadounidense. Rechazan la idea de que el capitalismo salvaje que condena es el nuestro, cuando en realidad, sí lo es. Es el que permite que un individuo aumente el precio de una medicina importante y antigua 4,000% de un día para el otro tan solo porque la ley permite una ambición desalmada.
El Papa Francisco se caracteriza por decir lo que que piensa, ayer mostró que esta visita no es una excepción. Al mismo tiempo, que es el diplomático para ser un factor de unión en la Iglesia Católica estadounidense. Esperamos que sus palabras y sus acciones en defensa de los más vulnerables dejen una marca indeleble en nuestra sociedad.