El español en la campaña presidencial: importa pero no determina

Es común que los candidatos a la presidencia usen en algún momento el idioma que une a la mayoría de los latinoamericanos que ahora viven y votan en Estados Unidos, pero hace falta mucho más que eso para ganar su confianza.

Solo un terremoto electoral puede impedir que en noviembre haya que elegir entre Trump y Clinton.

Solo un terremoto electoral puede impedir que en noviembre haya que elegir entre Trump y Clinton. Crédito: Archivo | La Opinión

En 1960, la entonces esposa del candidato presidencial John F. Kennedy, Jackie, se dirigió a las audiencias televisivas prometiendo, en español, “mi esposo siempre vigilará los intereses de todos los sectores de la sociedad, voten por el partido demócrata el día 8 de noviembre”.

Desde entonces, muchos candidatos a la presidencia y a muchos otros cargos públicos en Estados Unidos han usado el idioma español o castellano para comunicarse con las comunidades de origen latino americano.  De hecho, la campaña presidencial de 2016 es la primera en la que hay dos candidatos que hablan fluidamente el español y ambos son republicanos: Jeb Bush, quien lo habla con su esposa Columba en casa y Marco Rubio, hijo de padres cubanos cuyo primer idioma es el español.

El uso del español en esta campaña presidencial fue criticado por Donald Trump en el segundo debate republicano el mes pasado. Unos días antes, Trump había comentado que Bush “debería hablar inglés”, luego que este dio unas declaraciones en español mencionándolo a él durante una visita a una escuela en Florida.

“Lo dije un poco en broma”, dijo Trump en el debate del 16 de Septiembre en la Biblioteca Reagan de Simi Valley. “Pero la verdad es que para asimilarse en este país hay que hablar inglés. En este país hablamos inglés”.

En el mismo debate, Bush y Marco Rubio, los dos precandidatos que hablan el idioma, defendieron su uso de diferentes maneras. Rubio, quien a veces habla español en sus visitas de campaña, no tiene una versión hispana de su página web, mientras que varios otros de sus copartidarios sí la tienen. Entre ellos Ted Cruz, de padre cubano pero quien no habla el idioma y quien ha criticado también el uso del idioma en los Estados Unidos.

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El uso de idiomas no es nuevo en política

En la historia de Estados Unidos siempre se utilizó el idioma de las comunidades inmigrantes en campañas políticas, explica Gary Segura, profesor de política estadounidense en la Universidad de Stanford en California.

En la época en que no existían medios masivos de comunicación, desde la fundación de Estados Unidos hasta bien entrado el siglo 20, la política “era algo muy local y mucha de la promoción electoral se hacía en vecindarios y cara a cara”, dijo el profesor.

“En ese caso, era muy común que esa propaganda se hiciera en el idioma de la comunidad que se visitaba. Fueran polacos, italianos, lo que fuera”, dijo Segura.

La campaña de John F. Kennedy vs Richard Nixon en 1960 fue la primera en la que la televisión tuvo un fuerte impacto. El corto realizado en español por Jackie Kennedy demuestra que en ese entonces ya se sabía de la importancia de hablar a las audiencias en la forma más directa posible y que tuviera mayor efecto en su decisión de voto.

El idioma no lo es todo, aunque ayuda

Pero hablar español no es suficiente, especialmente hoy en día, cuando las diversas comunidades de Estados Unidos tienen muchos medios para informarse de lo que creen y prometen los diferentes candidatos. En algún momento, era suficiente poner la palabra “Viva” delante del nombre de un candidato y visitar alguna taquería en Los Angeles o el Sur de Texas para decir que se tenía una “campaña hispana”.

Hoy en día, el voto “hispano” o latino es más importante que nunca y más numeroso, pero también relativamente más sofisticado.

En la actual campaña, el uso del español varía con la audiencia o el votante potencial de cada candidato. En algunos casos, el uso del español busca comunicarse con una comunidad y en otros casos, demostrar que uno tiene la capacidad de hacerlo.

Hay algunos, sin embargo, que lo usan con cuidado para no herir susceptibilidades, particularmente de votantes que necesitan de su lado.  Marco Rubio, el mejor hispanohablante que haya competido nunca por la presidencia, defendió el uso del español durante el debate ante los ataques de Donald Trump, pero lo hizo remarcando que fue en ese idioma en el que él se hizo políticamente conservador y de paso, echándole su puntita a la cadena hispana más importante de Estados Unidos.

“Mi abuelo me enseñó que yo fue bendecido por estar en este país…el se volvió un conservador a pesar de recibir las noticias en español. Yo prefiero hablar directamente en español a las personas como mi abuelo antes que me escuchen a través de un traductor de Univisión”, dijo Rubio, cuyo sitio web no tiene una versión en español.

Entretanto Ted Cruz, quien es el primer senador federal hispano electo por Texas, no habla español y ha indicado que su uso puede hacer que las personas se queden en un “gueto del lenguaje”, mas sin embargo tiene su página web en español aparte de inglés y durante el lanzamiento de su campaña usó un video en inglés y otro en español, cosa que Rubio no hizo (este usó unas palabras del idioma en el video en inglés).

Del lado demócrata, ninguno de los precandidatos habla español, pero todos tienen una versión de su sitio web en ese idioma y más o menos robusta campaña hispana, lo mismo que Jeb Bush.

Está claro, según recientes encuestas, que el idioma no lo es todo.  NBC News, Wall Street Journal y Telemundo difundieron esta semana los resultados de un sondeo de latinos en el que se ve claramente que el partido republicano tiene serios problemas con esa comunidad, con apenas un 24% de opinión positiva entre ese grupo y 43% de opinión negativa.

Lo más importante, sin embargo, es que los hispanos apoyarán a un candidato que promueva ideas y políticas con las que estén de acuerdo y que beneficien, y no dañen, a su comunidad, según su percepción.

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