Editorial: Una respuesta coordinada contra ISIS

El cruento ataque en Paris da un sentido de urgencia para resolver la guerra en Siria.

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Crédito: EFE

El horroroso ataque terrorista en París es una extensión de la guerra que lleva el autoproclamado Estado Islámico contra quienes no comulgan, o se oponen, con su versión extremista y propagación del sunismo. La crueldad, y la precisión para llevar a cabo siete ataques coordinados debe crear suficiente motivación para formar una estrategia internacional en contra de ISIS.

Nuestros corazones se entristecen ante la magnitud de esta tragedia. El viernes murieron más de 128 personas en la capital francesa, el jueves fueron 43 los muertos en varios atentados explosivos en Beirut, Líbano; hace 15 días 224 pasajeros murieron por una presunta explosivo en un vuelo de Egipto a Rusia. Estos atentados están ligados a ISIS. En los casos de Francia y Rusia por bombardear las posiciones del Estado Islámico en Siria, el de Líbano porque está bajo control del grupo musulmán chíita, Hezbollah con el respaldo de Irán.

El ataque de Francia dio un sentido de urgencia a la necesidad de estabilizar Siria, por lo cual 17 naciones acordaron un plan de negociaciones y elecciones entre los rebeldes no islamicos y el régimen de Bashar Al Assad, mientras continúa la ofensiva contra ISIS. Esto es más fácil decirlo que hacerlo, ya que Estados Unidos y Rusia mantienen posiciones contrarias sobre el futuro de Assad. En lo que parecen coincidir el variado grupo de naciones es la necesidad de eliminar a ISIS de Siria para acabar con el refugio de los extremistas, su organización y reclutamiento.

El otro problema es de seguridad, ante el terrorista fanatizado suicida. El que en Francia no se haya podido prevenir este ataque es un indicio de las dificultades que enfrentan las sociedades libres y diversas para contener este tipo de amenaza. La respuesta es no amedrentarse. Siempre está el riesgo de la reacción nativista contra la comunidad musulmana por culpa de extremistas.

ISIS quiere diseminar a sangre y fuego desde Siria y parte de Irak, su extremismo religioso en una guerra sin fronteras ya sea con un combatiente en batalla o un suicida en medio de civiles lejos de Siria. Para detenerlos se necesita un esfuerzo coordinado internacional que incluya los países de la región. El desafío es mayúsculo por los intereses geopolíticos, ojalá que hechos como los de París, Beirut y el avión de pasajeros ayuden a superar las diferencias para hacer un frente común contra este enemigo.

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