Madre latina comparte la experiencia de perder un hijo

Desde el trágico accidente, la voluntaria de MADD se avoca a prevenir que otras familias pasen por lo mismo

Chunkie y Sonia perdieron la vida en un accidente con un conductor que manejaba bajo la influencia del alcohol.

Chunkie y Sonia perdieron la vida en un accidente con un conductor que manejaba bajo la influencia del alcohol. Crédito: Suministrada

Una semana después de celebrar sus cuatro añitos, Ruben, “Chunkie”, como lo llamaban sus seres queridos, perdió la vida en un accidente automovilístico. El conductor que causó su muerte manejaba bajo la influencia del alcohol.

“Mi hijito perdió la vida el 6 de abril de 1996”, recordó su madre, Kristine Quiroga, quien desde entonces pone flores cada semana en la esquina donde ocurrió el accidente, a cuatro cuadras de su hogar. Ese día, Chunkie viajaba en el auto con Elina, una de sus hermanas gemelas de 14 años de edad, y su mejor amiga Sonia, quien también perdió la vida. Si bien Elina no resultó físicamente herida, después de 19 años, las heridas emocionales no han logrado cicatrizar, confesó la mamá. Elina tiene problemas de memoria, resultado del trauma.

“Cuando muere un hijo, desaparece toda la felicidad y se destruye la familia. Una puede acostumbrarse a vivir con el dolor, pero la tristeza nunca se quita”, señaló la mamá.

En memoria de ‘Chunkie’

Quiroga contó que cuando falleció Chunkie, no quería ni salir de la casa. Le tomó 10 años volver a manejar.

“Yo ya no quería vivir, pero mi hermana llamó a MADD y ellos enseguida me enviaron material para procesar el duelo”, contó Quiroga. Ese fue el comienzo de la relación entre la organización y Quiroga, quien desde hace 19 años ofrece su tiempo como voluntaria de MADD, dando clases sobre los peligros de manejar bajo el efecto del alcohol y las drogas.

MADD (Mothers Against Drunk Drivers www.madd.org) es una organización fundada en 1980, que ayuda a las familias de las víctimas de conductores embriagados o drogados, y busca concientizar al público sobre las consecuencias de manejar bajo la influencia del alcohol.

Recordar el accidente en cada charla no fue fácil para Quiroga.

“En un principio no quería saber nada, pero mis hijas me puchaban para que salga de la casa”, confesó. El primer día que llegó a MADD a dar la clase apenas duró cinco minutos y se puso a llorar. “Empecé hablando despacito, apenas llegué a decir que uno no debe manejar embriagado porque puede arruinar a una familia, y me tuve que ir”, recordó.
Quiroga dijo que dar las clases en MADD la ha ayudado a mantener viva la memoria de su hijo y de Sonia. “No quiero estar sin hacer nada. Si la tragedia me ayuda a cambiar aunque sea algo, prevenir que otros niños mueran, me ayuda.

Todos pierden

“En mis charlas siempre insisto en que manejar embriagado destruye familias”, indicó Quiroga. En su caso, su esposo y papá del niño terminó volviendo a su pueblo en México. En el caso de los papás de Sonia, nunca lograron recuperarse de la muerte de su hija, vendieron la casa, se mudaron a Arizona y terminaron enfermándose.

Quiroga contó que el conductor embriagado ya había estado tres veces en la cárcel, por manejar bajo la influencia del alcohol. Luego del accidente, fue sentenciado de 15 años a de por vida. “En un principio sentía mucho coraje por él”, confesó la mamá, pero dijo que al tiempo, logró superarlo.

“Él también destruyó su propia familia. Las personas que conducen embriagados no necesariamente son malas personas, quizás son buena gente, pero cometen una mala decisión, la decisión de manejar bajo la influencia del alcohol”.

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